En un artículo anterior hablé del aprendizaje y desarrollo tan profundo que podemos adquirir a través del teatro. En este voy a hablar de cómo el terapeuta puede acompañarte en tu proceso artístico si eres actor o actriz.
El actor y su proceso personal
El actor y su proceso personalEl camino del actor es muy sacrificado y requiere de una energía en el día a día muy grande para sostener un camino duro. Entrenamiento, formación, pruebas, bolos o rodajes. Sólo si te dedicas de lleno a esa profesión puedes reconocer el inmenso esfuerzo y lucha que supone.
A todo este recorrido, se suman las dificultades familiares si no eres del todo apoyado. La alta proporción de rechazos en los castings. La exigencia de sostener una imágen adecuada. El poder invertir en una formación de calidad y a la vez pagar las facturas…
Podría extenderme mucho en este apartado, ya que, cada persona, cada actor, tiene sus dificultades particulares y un proceso diferente. No obstante, en todos parte de un mismo lugar: su vocación indiscutible por la interpretación y el arte.
¿Cómo puede el terapeuta acompañarte como actor?
A diferencia de muchas otras disciplinas artísticas, el instrumento con el que el actor trabaja es su propio cuerpo, su voz, sus emociones, su mente, etc. En definitiva, él es su propio instrumento y a veces, la vida personal puede interferir en que este no esté “afinado“.
Esto quiere decir, que sus problemas familiares, de pareja, laborales, etc, pueden dificultar que esté disponible y abierto para trabajar con libertad.
También sus miedos más profundos, bloqueos o inseguridades pueden impedir su desarrollo como actor.
El terapeuta puede acompañarte en estos temas para poder atravesarlos y que así éstos no te interrumpan en tu crecimiento como artista.
La vocación como punto de partida
La vocación como punto de partidaPodemos partir de la base de que el artista tiene una profunda necesidad de expresión y de poder desarrollar y mostrar al mundo su arte.
La vocación puede considerarse como una llamada o inspiración hacia lo artístico y, en este caso, hacia la interpretación. Dicha inspiración ha de ser contemplada por el terapeuta como un motor muy valioso que impulsa hacia la vida al actor y está lleno de amor por lo que hace.
Como terapeuta mi premisa es respetar y tener muy presente este amor profundo y cuidarlo como un tesoro, ya que es un delicado hilo por el que camina el artista en consulta.
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