Acabo de regresar de un retiro de meditación del que he vuelto con mayor sosiego y serenidad. Y sin embargo allí no se ha hecho nada realmente especial ni espectacular. Nos hemos limitado a vivir de un modo muy sencillo. Se meditaba, se comía y se trabajaba. Pero lo que ha marcado realmente la diferencia ha sido la atención amorosa puesta al servicio de cualquier acción.
En un mundo de sobreestimulación y ruido (interno y externo), nuestra atención está siempre yendo y viniendo de un lado a otro. Y muchas veces ni siquiera nos damos cuenta. Basta parar unos instantes, respirar y escucharse para ver la infinidad de imágenes, pensamientos, recuerdos y expectativas que salen de nuestra cabeza. Y lo mismo que es dentro suele ser fuera. Nuestra atención externa pulula de un sitio a otro, rodeados siempre de estímulos de última generación que nos mantienen aletargados. Nuestra mente hoy día está sometida a un exceso de información de la que es difícil escapar y que sólo contribuye a incrementar la inquietud interna.
Lejos de complicadas técnicas meditativas para sentir que estamos viviendo el momento presente, la frase de Saint- Exupèry, “lo esencial es invisible a los ojos” se me hace más certera que nunca. Es en la vida cotidiana donde tenemos las mayores oportunidades para experimentar la atención plena a aquello que hagamos. Estos días me di cuenta de la profundidad que existe en una actividad aparentemente tan simple como quitar las malas hierbas y rastrillar la tierra. Si uno se dedica a eso, ¡y sólo a eso!, sea lo que sea que esté haciendo, aparece sutilmente una sensación de paz en el permitirse hacer una sola cosa en cada momento.
Atención y escucha
Amar es prestar atención a quien se ama y a lo que se ama
Dokushô Villalba
Escuchar es muy diferente de sólo oír. No puede haber escucha sin atención. Escuchar implica un ejercicio generoso de prestar (donar) atención al otro y supone una práctica de vaciamiento de sí. Significa saber y sentir que a quien tengo enfrente me trae un universo que no es el mío. La escucha íntegra no se atiende sólo por el canal auditivo. Necesita de un proceso atencional profundo que me haga ser capaz de ver el mundo a través de otros ojos.
Y de qué manera nos lo ponemos tan difícil cuando en lugar de simplemente atender y escuchar entramos a opinar, juzgar u ofrecer soluciones que el otro no siempre me pide y que quizás no sirvan de mucho.
Quizás la escucha, (propia y ajena) es uno de los procesos atencionales que más nos ayudan a crecer. Seguramente las relaciones interpersonales más auténticas y honestas sean resultado de un proceso de atención y escucha verdadera mutua.
Atención y terapia gestalt
No estás deprimido, estás distraído
Facundo Cabral
La importancia a lo que sucede en el presente como vía regia para el darse cuenta de sí es esencial en terapia gestalt. La atención siempre se presta aquí y ahora. Y sin la atención puesta sobre uno, es difícil conocerse, entenderse y por tanto tomar las decisiones adecuadas para cambiar. La manera de acompañar en gestalt está muchas veces orientada hacia preguntas que le hagan a la persona conectar con lo que le sucede ahora y sólo ahora.
Una de las dinámicas propias de la gestalt, y que a veces propongo a mis pacientes es el ejercicio del continuo atencional. Esta actividad consiste en que ambos compartamos de qué nos damos cuenta en cada momento con la fórmula “Ahora me doy cuenta de…”:
Ahora me doy cuenta de mi respiración, del movimiento de mi tripa al respirar, de que quiero compartirte algo que suene interesante, de los latidos de mi corazón, de mi tristeza, de los ruidos de la calle…
Así que la atención es una cualidad que no sólo se requiere del terapeuta. También implica trabajar para que la persona esté cada vez más atenta, no sólo de sí, sino de el mundo que le rodea. La falta de atención nos impide muchas veces ver lo obvio.
Claudio Naranjo dice que sin autoconocimiento no hay amor. Y yo añadiría que tampoco puede haber autoconocimiento si no hay antes atención.
Dejo este maravilloso e inspirador vídeo de Facundo Cabral para quien lo quiera escuchar. Con atención, por favor.
Fue desde mi propio proceso de sentir como mi sufrimiento fue sanando a través de la psicoterapia que decidí reconvertirme en psicoterapeuta. Y es desde ahí que tengo y siento la plena confianza de que cuando somos acompañados desde la presencia y se nos ofrece buen abono, tierra y agua,las personas crecemos como flores.
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