¿Enfermedad mental?
La mayoría de lo que llamamos trastornos mentales tienen su origen en desajustes emocionales profundos que no encuentran salida.
Muchos de los conflictos emocionales que todos tenemos en nuestra vida cotidiana provienen de la dificultad para expresar correctamente lo que sentimos en nuestro interior. Hay un bloqueo en la expresión, que en algunas personas se hace mayor por dificultades psicológicas (depresión o ansiedad) o físicas añadidas (discapacidad). Esto desemboca muchas veces en un rechazo a comunicarnos ante la posibilidad de no ser comprendido. Hacia el exterior surge la conducta extraña, el síntoma, lo que parece incomprensible y nos produce sufrimiento.
La música nos dice cosas que no nos dicen las palabras
A veces las palabras no nos sirven para describir algo tan complejo como son los sentimientos. Pero estos sentimientos forman parte del universo de la música.
La expresión no-verbal a través de un arte que no utiliza conceptos o ideas, sino un lenguaje más básico-instintivo, es una herramienta eficaz en el proceso comunicativo, en el cual: “yo explico lo que me pasa y tu puedes captarlo sin que te lo diga con palabras”.
Uno de los aspectos importantes de la música es que “sugiere sin imponer” por lo que facilita la propia expresión genuina de la persona y permite que cada cual explore sus propias capacidades y límites.
Que el “yo” profundo pueda expresarse es ya de por sí un alivio, pero además hay un intento de buscar la expresión creativa del conflicto (sacarlo fuera) como camino para el reconocimiento del propio poder interior. Esto es dar expresión a los sentimientos y a la problemática individual a través de la música.
Terapia musical: La música en terapia
La música no solo es terapéutica, permitiéndonos integrar nuestros conflictos, sino que también tiene una proyección de integración social: reunirse, escuchar música, bailar o producir sonidos en grupo, crear una orquesta. Utilizo la música como un medio facilitador para comunicarme con otro.
Pedagogos musicales han observado que la educación musical más valiosa es la que logra incidir en la globalidad de la persona, y esto se consigue armonizando tres aspectos básicos del desarrollo humano a través de tres elementos musicales, que son:
- el ritmo, que desbloquea el cuerpo y despierta la vitalidad y la intuición
- la melodía, que conecta con el plano emocional
- la armonía, que desarrolla el aspecto mental de la persona
Lenguaje no verbal
El lenguaje no verbal es la primera forma de comunicación que usamos los seres humanos en nuestra vida. Frecuentemente nos sirve también para comunicarnos con otros animales. Es una herramienta de interacción más veraz y eficaz que el lenguaje verbal (nuestro cuerpo no miente, nuestras palabras a veces si).
El lenguaje no verbal comparte los mismos códigos en muchas personas al margen de sus diferentes culturas. Se suele mantener intacto en patologías y enfermedades donde se altera la comunicación verbal (por ejemplo en el Alzheimer o en trastornos mentales como la psicosis).
La musicoterapia tiene por objetivo el desarrollo personal a través de la música y el lenguaje no verbal. Se define como:”Un proceso diseñado para promover la comunicación, las relaciones personales, el aprendizaje, la movilización, la expresión, organización y otros objetivos terapéuticos relevantes, para producir cambios a nivel físico, emocional, mental, social y cognitivo. La música en terapia se utiliza para desarrollar potenciales y/o recuperar funciones que permitan al individuo adquirir una mejor integración inter e intrapersonal y, consecuentemente, una mejor calidad de vida mediante la prevención, rehabilitación o tratamiento (Federación Mundial de Musicoterapia, 1996)”.
Música y magia: la danza oriental
Un ejemplo terapéutico, usando la música como recurso, es el que se realiza a través de la Danza Oriental Terapéutica.
Aquí se hace un trabajo a nivel global u holístico, integrando los diferentes planos de la persona (físico, emocional-afectivo, cognitivo y espiritual).
Aplicado a la mujer podemos intervenir a diferentes niveles: corporal (donde trabajamos suelo-pélvico, movilización vertebral, equilibrio y armonía postural, entre otros) o a un nivel más psicológico (explorando una forma de ser y estar en el mundo).
Otros aspectos que trabajaríamos serian el espiritual, la feminidad, la sensibilidad, la sensualidad (a través del despertar de los sentidos) o la sexualidad, entre otros muchos.
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