Divorcio e hijos
Cuando una pareja se va a separar y tienen hijos en común es bastante frecuente que el hecho de comunicarles la noticia suponga un problema para ambos siendo uno de los momentos más dolorosos del proceso. A veces, ante la dificultad de expresarles la noticia y el miedo a enfrentarse a las reacciones de los hijos, los adultos podemos decirnos:
“Bueno, si tampoco se enteran mucho, son muy pequeños”
“Somos muy discretos, no discutimos delante de ellos”
“Lo que nos pasa a nosotros pasa desapercibido para ellos”
Con estas creencias pretendemos pasar el trago de manera rápida y superficial, cuando en realidad e independientemente de la edad de los hijos, una separación supone un cambio sustancial para todos y conlleva un reajuste importante ante las nuevas circunstancias por parte de todos los miembros de la familia. Es importante ser realista y poder enfrentar este duro momento, pudiendo dedicar un espacio para sentarse y hablar sobre lo que está ocurriendo. En el fondo los hijos perciben mucho más de los que los padres piensan.
Fantasías y miedos de los hijos ante el divorcio
Cada niño lo va a vivir de manera diferente según su edad y personalidad, junto con las explicaciones que le proporcionen sus padres. Si no se les explica lo que está pasando y cómo va a ser la nueva situación suelen tener mucho miedo e incluso fantasear con que está sucediendo algo todavía más grave. Los padres son una referencia imprescindible para el niño, por lo que en un intento de entender lo que no le explican lo va a fantasear. También suele pasar que tengan miedo a que se les deje de querer o incluso puedan pensar que los padres se separan por su culpa “porque se ha portado mal”.
En general a todos nos asustan los cambios y las pérdidas, pero suele ser bastante frecuente que cuando se produce un divorcio los más pequeños manifiesten su angustia pegando más en el colegio, mordiendo o molestando a compañeros, teniendo pesadillas, mojando de nuevo la cama, rabietas, quejas sobre dolores físicos injustificados, etc.
Cuando esto sucede seguramente esté necesitando dar espacio para hablar y que le puedan explicar de una manera clara y sencilla por qué mamá y papá no están juntos. Los cuentos suelen ser una herramienta muy útil en este tipo de casos. En ejemplo:
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Que no hablen del tema directamente e incluso lo esquiven, no quiere decir que nos les afecte o que no les produzca angustia.
Sobreproteger no es cuidar
Como padres uno experimenta una continua ansiedad, miedo a sus respuestas, vergüenza y un profundo sentimiento de culpa ante las repercusiones que esta decisión puede acarrear para sus hijos. La compasión hace que cuidemos al otro, ya que podemos ver y acompañarle en su dolor y dura situación, pero en su justa medida, ya que es bastante frecuente caer en una sobreprotección que pretende evitar a toda costa cualquier ápice de dolor, infravalorando sin darnos cuenta las capacidades de nuestros hijos. La situación es dolorosa para todos y cada uno de los miembros de la familia atendiendo al rol que ocupa cada uno.
Cómo plantear la ruptura a nuestros hijos
Es importante que ambos miembros de la pareja establezcan tres aspectos fundamentales:
- Cuándo decírselo a los hijos
- Qué decirle
- Cómo decírselo
Es importante que sean los padres quienes se lo comuniquen a los hijos, que den el mismo mensaje y que este sea lo más concreto y claro posible evitando culpabilizar a nadie. Elegir un momento en el que todos estén juntos y con tiempo de sobra para que puedan plantear dudas, preguntas o atender a las diferentes reacciones que puedan tener los niños después de la noticia.
Según Eva Bach y Cecilia Martí, autoras del libro “El divorcio que nos une”, una manera de plantearlo sería:
“Papá y mamá hemos tomado una decisión que es dolorosa para nosotros y sabemos que va a serlo también para vosotros, pero lo hemos decidido los dos. A partir de ahora vamos a vivir en dos casa diferentes, nos vamos a separar porque, aunque entre nosotros sigue habiendo cariño y buenos recuerdos, ya no nos queremos como sería conveniente para poder seguir juntos”.
Aunque creamos que con hablarlo una vez es suficiente, puede ser que no lo sea y los hijos necesiten hablarlo varias veces hasta que les quede claro dónde van a vivir, cuándo verán a papá o mamá, con quién se irán en vacaciones, etc.
Es primordial dejar claro que ellos no son los culpables de la ruptura, ni siquiera ninguno de los cónyuges, sino que la separación tiene que ver con la relación de ambos, además de hacer explícito que ya no van a vivir en la misma casa pero nunca dejarán de ser sus padres y encargarse de ellos, que eso no está en duda.
Los adultos deben tener claro que cuando se tiene un hijo con otra persona y la pareja se rompe la relación de pareja termina, pero el vínculo es para toda la vida.
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