Existe una popular frase erróneamente atribuida a Buda que dice: “El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional”. En realidad no estoy demasiado de acuerdo con la última parte, porque sufrir no sólo es algo exclusivamente de los humanos, sino que es parte de lo que nos hace humanos e imperfectos. Quizás al leer esa frase uno se sienta en la obligación de “tener que” trascender el sufrimiento metiéndonos una carga extra de exigencia a nuestra ya difíciles vidas. Lo que sí nos conviene saber es que el dolor y sufrimiento no es lo mismo.
¿Dolor o sufrimiento?
Decía Guillermo Borja en su libro “La locura lo cura”:
Confundimos el sufrimiento con el dolor. Hago una distinción: el sufrimiento es un contenido enfermo. [···] Evita el contacto con el dolor; al fin y al cabo , preferimos sufrir antes que aceptar y sentir el dolor. [···] Lo difícil es ir del sufrimiento al dolor. El dolor no tiene comprensión, sólo tiene aceptación; en el dolor se acaban los porqués.
El dolor (en forma de tristeza, rabia o cualquier otra emoción) es parte de nuestro repertorio emocional. Paradójicamente, mucho del sufrimiento es resultado de un intento evitativo del dolor. Existe una fantasía que varias veces he escuchado en consulta: “Si dejo sentir mi dolor me voy a derrumbar”. Por mi experiencia parece que fuera más bien al revés. Acaba deprimiéndose quien desde una tenacidad mal entendida no da espacio al dolor y éste termina por explotar, originando un sufrimiento insostenible.
El dolor emocional es también una experiencia física. Lo sentimos en el organismo porque hay una conexión indisoluble entre cuerpo y emoción. El dolor sucede en el “aquí y ahora” de la experiencia. Es algo conectado con el presente.
El sufrimiento es en cambio una vivencia no tan conectada con el cuerpo y el presente. Sufrir surge de interpretar lo que nos pasa. Nuestra capacidad de recordar, imaginar, interpretar y fantasear nos ha facilitado un desarrollo cultural y tecnológico increíble. Y al mismo tiempo, esas capacidades usadas en contra son origen de neurosis y patología. Un ejemplo claro es la experiencia de la ansiedad. La ansiedad es un miedo proyectado en el futuro. No es un miedo por algo que esté pasando ahora sino por algo que puede que suceda más adelante. El sufrimiento es rumiativo.
Transmutar el sufrimiento
Hay una grieta en todo; sólo así entra la luz.
Leonard Cohen
Y sin embargo me doy cuenta de que el sufrimiento es el abono del crecimiento. Creo que no sólo hablo por mi si digo que los que nos dedicamos a la psicoterapia hemos tenido biografías difíciles. Fue el ser conscientes de nuestro sufrir lo que nos hizo emprender el camino para querer trascenderlo. Con los pacientes pasa lo mismo. Es el sufrimiento (síntoma) lo que les trae a terapia. Y es necesario sentirlo para usarlo como combustible y que pueda transformarse en otra cosa.
Una de las capacidades que uno recupera cuando se emprende el camino de la búsqueda es la de ser más conscientes del momento presente. Quizás uno de los mejores remedios al excesivo sufrir sea estar más conectados al aquí y ahora. (No es por casualidad que proliferen formaciones donde incluyan cualquier tipo de meditación como un elemento central). En terapia gestalt la atención al presente es uno de los soportes básicos de nuestra forma de trabajar.
Quizás no seamos capaces de liberarnos totalmente del sufrimiento, pero en nuestra mano sí está la capacidad de minimizarlo y permitirnos estar más conectados con nuestro cuerpo y emociones que con nuestra (a veces) traicionera mente.
Bibliografía:
- Borja, G., (1995). La locura lo cura. Barcelona: Ediciones La LLave.
- Septiembre, ¿el verdadero año nuevo? - 29/08/2023
- ¿Debería todo el mundo ir a terapia? - 05/08/2023
- El efecto Pigmalión - 09/06/2023