Cuando tiene lugar un fallecimiento en el seno familiar o cercano a nuestro entorno suele ser bastante común la actitud de mantener alejados a los niños de tal hecho e incluso ocultarlo. Movidos por nuestras propias ansiedades y con el fin de protegerlos, creemos que así, manteniéndolos ajenos a esta cuestión, crecerán felices y contentos, sin esta situación tan incómoda. Se les suele llevar a casa de algún familiar o amigo, se procura no hablar ni llorar delante del niño, etc., y todo ello para no causarles ningún tipo de sufrimiento.
Pretendemos satisfacer todas sus necesidades dándoles todo de una forma inmediata y cómoda, evitando que lo pasen mal, sin percatarnos de que desde esta idea de “una vida sin limitaciones”, queriendo pensar que todo es posible y el dolor es evitable, nos negamos a darle un espacio a la muerte (la mayor de nuestras limitaciones) alejándola todo lo que podemos de nuestras vidas.
La necesidad del duelo infantil
Los niños se dan cuenta de todo lo que sucede a su alrededor, y más en un caso tan evidente como el fallecimiento de una persona cercana a su entorno. Ellos tienen su forma de elaborar el duelo, que en ciertos aspectos difiere de los adultos. Es erróneo creer que no sienten la pérdida de un ser querido y no entran en duelo. Es más una necesidad de nosotros como adultos el pensar esto, ya que abrirlo y hablar sobre ello con el niño hace que contactemos con nuestra propia idea de finitud y nuestros temores, y esto nos angustia.
En proceso de duelo infantil también es un proceso dinámico, no lineal, de “idas y venidas”, a diferencia de los adultos es muy frecuente que pasen de momentos de pena a concentrarse en otras actividades cotidianas como ver la tele, jugar, hablar con un amigo, etc.
Las vivencias de pérdidas afectan de diferente manera a los niños dependiendo de su momento evolutivo, influyendo más a los niños de menos edad ya que sus capacidades cognitivas, soporte emocional, defensas y estrategias de afrontamiento están todavía en desarrollo.
Incluir a los niños en el duelo familiar
Existen trabajos clínicos que muestran la importancia de que se les incluya en el proceso de duelo familiar e incluso en los rituales de despedida y que no se les excluya para protegerles. Cuando los niños no entienden lo que sucede porque un adulto no se lo ha explicado, ante la necesidad de comprender, inventan, ya que necesitan entender y darle un significado a la pérdida.
El hecho de apartarles para protegerles y evitar que sufran lo pueden vivir como un abandono, o como una forma de no tenerles en cuenta y no ser acogidos, sostenidos, ni comprendidos en su dolor.
Es muy importante que tengan la oportunidad de preguntar todo lo que necesiten y en el momento que quieran acerca de lo ocurrido para que puedan atravesar las diferentes etapas del duelo infantil.
Cuatro cuestiones básicas que debemos dejarles claro acerca de la muerte
Independientemente de las ideas religiosas que cada uno tenga acerca de este hecho, es importante ante un fallecimiento explicar al niño cuatro cuestiones acerca de la muerte:
- Que la muerte es universal, es decir, que todos los seres vivos mueren.
- Que es irreversible, es decir, que cuando uno muere ya no vuelve a vivir.
- Cuando nos morimos las funciones vitales terminan: no respiramos, no sentimos, no tenemos hambre, etc.
- Toda muerte tiene una causa.
Que se sienta apoyado y protegido es primordial
Cuando un niño está en duelo es importante informar de lo sucedido tanto en su centro educativo como en otros espacios donde acuda para que esté lo más sostenido posible por el entorno.
Es importante intentar no dejarle solo y que permanezca acompañado de su familia, sobre todo en los primeros meses para enseñarle a canalizar sus emociones y que se sienta cobijado.
El procurar volver a su rutina diaria después del fallecimiento de un familiar, restableciendo su vida cotidiana, en el colegio, con sus compañeros, le va a ayudar mucho en la elaboración de la pérdida.
Favorecer que el niño se exprese y hable sobre lo que piensa y siente, que muestre sus dudas y miedos, escuchando y respondiendo en la medida que podamos a las cuestiones que nos plantea, nos acercará más a él y le ayudará a comprender y elaborar su duelo. No pasa nada porque nos vea llorar o sentirnos tristes ante lo sucedido, este hecho le ayuda a sentirse más acompañado y comprendido.
¿Cómo podemos hablar de la muerte con nuestros hijos?
Con mucho cariño
Con muchísimo amor
Pasando todo el tiempo del mundo juntos
Hablando con delicadeza
Sin atragantamientos
Sin mentiras
Con respeto a su mundo emocional
Sabiendo esperar
Escuchando mucho
Con mimo
Con caricias
Sin temor
Y siempre
Con disposición al la verdad
(Loreto Cid Egea)