¿Es el duelo un proceso natural?
Antes de centrarme en el duelo no reconocido es necesario ver primero el porqué del duelo y cuál es su origen.
Las personas asociamos lo natural como lo que viene dado y no implica elaboración. Sin embargo, en el ser humano se da la paradoja de que precisamente la naturaleza nos determina a tener que elaborar toda nuestra vida. En concreto quiero centrarme en una de las experiencias comunes al género humano: la de toparnos antes o después con la pérdida de un ser querido, sea persona u otro tipo de animal.
Sí, animal, somos miembros de una especie de la naturaleza definida por su vulnerabilidad. Los únicos que tenemos características fetales al nacer, es decir, somos el animal menos hecho y, por tanto, más indefenso y frágil. Precisamos de otrxs para cubrir todas nuestras necesidades durante un larguísimo periodo de tiempo, comparado con otros mamíferos. Y esta fragilidad es la que nos hace necesitar a los otros para poder sobrevivir y poder vivir con dignidad, con reconocimiento.
Así que una de las primeras necesidades que nos urge cubrir si no queremos morir es la de desarrollar vínculos de apego. Y así vamos creando vínculos con lxs otrxs, unos elegidos, otros no tanto… Y, fruto de la vida, nos topamos, antes o después, con la muerte unas veces, separación otras, que suponen, en todos los casos, una pérdida, un dolor incalculable y siempre inimaginable.
De forma natural aparece el proceso de duelo que toda pérdida implica: un vínculo creado, elaborado, que nos hacía estar vivos y ser reconocidos, se rompe, se pierde.
Es natural, porque es la manera que tenemos los seres humanos para adaptarnos a la nueva situación; necesitamos elaborar, darle sentido a lo que nos ha pasado, porque aún siendo natural lo vivimos como totalmente artificial, sin sentido. Sin embargo, la muerte, las pérdidas, forman parte de la vida, y como seres frágiles que somos, precisamos un tiempo para asimilarlo, para adaptarnos a ellas. Y otra vez aparece la necesidad de lxs otrxs para sostenernos, para reconocernos, para sentirnos.
¿Qué ocurre cuando vivimos un duelo no reconocido?
Ahora bien, que sea natural no quiere decir que no sea doloroso, que se necesite un tiempo que muchas veces nos puede parecer eterno e incluso sentimos que no va a terminar…que nos vamos a quedar así, que no vamos a recuperarnos.
Lxs otrxs son muy importantes para aliviarnos, para distraernos, para llorarnos. Por eso, las personas que no pueden tener este imprescindible apoyo porque su duelo no puede ser públicamente reconocido, ni públicamente expresado, es necesario que soliciten y obtengan un apoyo terapéutico: es universalmente reconocido que el apoyo familiar y social es fundamental para la supervivencia emocional de la persona en duelo. Y si éste falla, la terapia es imprescindible.
La falta de reconocimiento puede ser por varios motivos:[1]
- Cuando la relación no es reconocida: una relación oculta por motivos diversos (un/a amante, una relación homosexual no explicitada…); la muerte de una amiga, de un compañero de trabajo, puede haber sido un vínculo muy fuerte y, sin embargo, socialmente no se acepta que una pueda estar en duelo por ello.
- Cuando la pérdida no es reconocida: cuando la muerte no es valorada socialmente como por ejemplo la muerte de un animal de compañía, una persona en coma, la pérdida de un bebé antes, durante y/o en el parto.
- Cuando la persona en duelo es excluida: si la persona se le considera incapaz de hacer el duelo o no es reconocida como plenamente adulta, por ejemplo una persona con algún tipo de discapacidad mental, un/a niñx o una persona mayor.
- Las circunstancias particulares de la muerte también pueden influir en cómo la sociedad limita el apoyo a la persona en duelo; es el caso de muertes estigmatizadas como el suicidio y/o la sobredosis en una persona drogadicta.
¿Cómo podemos encarar un duelo no reconocido?
Como señalaba al comienzo de este artículo, desde que nacemos todxs necesitamos de los demás para sobrevivir y vivir plenamente. En la experiencia de pérdida de un ser querido esta necesidad aumenta exponencialmente.
Si esta vivencia es en sí devastadora, la desautorización, falta de comprensión y apoyo durante el proceso de duelo puede producir un daño igual o mayor que el propio suceso trágico.
Por esto se hace imprescindible, en la medida de lo posible, que estas personas tengan el apoyo de una buena terapia.
En el próximo artículo comentaré algunas características que tiene que tener en cuenta la persona terapeuta para que la terapia sea saludable y no infrinja iatrogenia psicológica (daño) a la persona en duelo.
[1] Los cuatro motivos los he recogido de Alba Payás Puigarnau en su libro: Las tareas del duelo.
- Violencia de Género: Funcionamientos de maltrato - 29/08/2016
- Pérdida ambigua. Segunda parte: Alzheimer y otros casos - 04/07/2016
- La pérdida ambigua. Primera parte: Migración - 04/05/2016
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