¿Qué es la emoción?
Es un estado afectivo que experimentamos, inundándonos súbita y bruscamente. Aparece como una reacción subjetiva al ambiente que viene acompañada de cambios orgánicos (fisiológicos y endocrinos) de origen innato, influidos por la experiencia.
Las emociones ayudan a nuestro organismo a adaptarse a lo que nos rodea.
En el Ser Humano la experiencia de una emoción generalmente involucra un conjunto de pensamientos, actitudes y creencias sobre el mundo, que utilizamos para valorar una situación concreta y, por tanto, influyen en el modo en el que percibimos dicha situación.
La emoción nos facilita información mucho más rápido que nuestro pensamiento.
Si tuviésemos que analizar mentalmente todas las situaciones importantes para nuestra supervivencia antes de poder tomar una decisión, nuestro cerebro tardaría mucho más que nuestra emoción en hacer este trabajo. Pensemos, por ejemplo, en el explorador enfrentado a múltiples peligros en una selva desconocida. El miedo (emoción) lo mantiene alerta con su atención y músculos listos para una respuesta rápida ante cualquier peligro.
La importancia de las emociones
Durante mucho tiempo las emociones han estado consideradas poco importantes y siempre se le ha dado más relevancia a la parte más racional del ser humano. Pero las emociones, al ser estados afectivos, indican estados internos personales, motivaciones, deseos, necesidades e incluso objetivos; es decir son una puerta directa a nuestro Yo más profundo y auténtico.
Si no dispusiéramos de nuestras emociones nos enfrentaríamos al mundo como robots, programados, con necesidad de analizar todo lo que nos rodea antes de poder conectar con el entorno. Teniendo una capacidad de exploración muy limitada, sin creatividad ni posibilidad de adaptarme a los imprevistos. Sin saber realmente quién soy y qué es lo que quiero, precisamente como nos sentimos en ocasiones cuando no tomamos conciencia de nuestras emociones.
¿De dónde vienen las emociones?
Prácticamente desde nuestro nacimiento (hay quien sostiene que incluso antes) adquirimos emociones como el miedo, el enfado o la alegría. Algunos animales comparten con nosotros esas emociones tan básicas. Darwin observó cómo los primates tenían un extenso repertorio de emociones, y que esa manera de expresarlas tenía una función social, pues colaboraba en la supervivencia de la especie. En los humanos se van haciendo más complejas gracias al lenguaje, porque usamos símbolos, signos y significados. Le damos una forma y un sentido más complejo a lo que sentimos porque interpretamos la emoción desde nuestro pensamiento.
Aunque en gran medida las emociones son innatas, el cómo las vivimos y cómo las manifestamos al mundo (reacciones fisiológicas y comportamentales) se va adquiriendo y evolucionando a lo largo de nuestra vida. Cada persona tiene una sensación única y genuina de cada emoción dependiendo de sus experiencias anteriores, aprendizaje, carácter y de la situación concreta a la que se enfrente en ese momento.
Las personas no experimentamos las emociones de la misma forma ni nos comportamos igual ante ellas.
¡Cuántas emociones!… y ¿para qué?
En ocasiones sentimos dentro de nosotros gran cantidad de energía emocional que nos produce desconcierto, e incluso sufrimiento, porque no sabemos de dónde viene ni hacia dónde se dirige. Pero aunque no seamos capaces de conectar con ella o de entender lo que sentimos, las emociones siempre tienen un sentido y un orden autorregulador dentro de nuestro organismo.
Podemos distinguir 6 categorías básicas de emociones:
MIEDO: Anticipación de una amenaza o peligro que produce ansiedad, incertidumbre, inseguridad.
SORPRESA: Sobresalto, asombro, desconcierto.
AVERSIÓN: Disgusto. Solemos alejarnos del objeto que nos produce aversión.
IRA: Rabia, enojo, resentimiento, furia, irritabilidad.
ALEGRÍA: Diversión, euforia, gratificación. Da una sensación de bienestar, de seguridad.
TRISTEZA: Pena, soledad, pesimismo.
Al preguntarnos para qué nos sirven las emociones, podríamos decir que tienen diferentes funciones:
MIEDO: Tendemos hacia a la protección. Buscar cobijo, apoyo, conexión con otros seres humanos.
SORPRESA: Ayuda a orientarnos frente a una nueva situación.
AVERSION: Nos produce rechazo hacia aquello que tenemos delante. Permite dejar fuera aquellas cosas que nos hacen daño.
IRA: Nos induce hacia la destrucción. Nos ayuda a marcar límites, movilizarnos hacia lo que queremos y mantenernos firmes y empoderarnos.
ALEGRÍA: Nos orienta hacia la reproducción (deseamos reproducir aquel suceso que nos hace bien).
TRISTEZA: Nos motiva hacia una nueva reintegración personal.
Las emociones son importantes mensajeras. Recogen información sobre nosotros mismos, complementando otras herramientas que nos dan información sobre el exterior, como nuestros sentidos. Además la emoción comunica directamente el interior de mi mismo con lo que queda fuera, con el ambiente.
¡Emociónate!
Si escucho mis emociones puedo preguntarme: ¿Qué lugar ocupo yo?¿dónde me posiciono?¿estoy conectado con el mundo?
La emoción nos produce una sensación muy parecida al vértigo. Si la acepto como una aliada valiosa pensaré como Jovanotti :“El vértigo no es miedo a caer sino deseo de volar”