En otros artículos ya hemos hablado de los mecanismos de defensa básicos que se trabajan en terapia gestalt. Sin embargo, existen más mecanismos defensivos que aquí trataremos. Casi todos vienen de la tradición psicoanalítica, la cual aporta un sustrato teórico profundo que la gestalt no tiene. Por otro lado, durante el año pasado hicimos un recorrido por el eneagrama, explicando de forma resumida cada eneatipo.
Aunque puedan parecer dos temas distintos, en realidad una cosa y la otra es lo mismo. El eneagrama consiste en un mapa de la neurosis, y los mecanismos de defensa son precisamente la manifestación de esa neurosis. Todo mecanismo defensivo implica una ceguera y por tanto un déficit en el darse cuenta: son estrategias pasadas cristalizadas en el presente. Nos sirvieron para adaptarnos y encontrar amor en el ambiente que nos tocó nacer y crecer.
Todos tenemos un poco de cada eneatipo. Y también en algún momento hacemos uso de todos (o casi todos) los mecanismos defensivos. Pero al igual que siempre hay un eneatipo principal, también hay mecanismos predominantes en función del carácter de la persona. Es decir, que cada eneatipo tenderá a usar uno o unos más que otros.
A lo largo de este artículo y otros dos más, vamos a hacer un recorrido por los más significativos de cada eneatipo.
Eneatipo 1
El mecanismo neurótico más característico del eneatipo 1 es la formación reactiva. Las personas del eneatipo 1 funcionan con bastante rigidez y auto-represión. La limitación de este carácter es el perfeccionismo. Por tanto van a tender a escindir de la conciencia ciertos aspectos de sí que no aceptan o les haga sentir “malos”.
La formación reactiva consiste en tapar algo que se siente (con conciencia o no) por la contraria. Se puede mostrar amabilidad en lugar de ira, sonreír mucho para ocultar tristeza, o exceso de moralidad para tapar un deseo “prohibido”. Mediante este mecanismo la persona mantiene un autoconcepto de persona buena y noble, mientras que se aleja de aquello que internamente aborrece de sí.
Un ejemplo claro de esta defensa son los típicos casos de algunas personas homófobas que después de llevar a cabo cruzadas contra el colectivo LGTB han reconocido finalmente su homosexualidad. Hay algún estudio aún no concluyente que avala la hipótesis de que detrás de la homofobia pudiera esconderse homosexualidad reprimida.
Eneatipo 2
La defensa central del eneatipo 2 es la represión. No se trata de la represión tal y como se conoce comunmente sino que consiste en escindir de la conciencia elementos que generan displacer. Es un mecanismo universal que nos ciega de ver con claridad nuestra sombra, pero es especialmente significativo en este carácter.
El orgullo, la pasión del eneatipo 2, es una emoción que por encima de otras dificulta conocerse profundamente y asumir aspectos de uno desagradables o que le pongan en contacto con la carencia, el dolor o la vulnerabilidad.
Es la represión un mecanismo anti-intelectual. Al ensalzar las emociones se desdeña un cierto análisis mental que le pueda llevar a uno a una reflexión sosegada de su funcionamiento.
Eneatipo 3
La pasión dominante del eneatipo 3 es la vanidad, lo que significa una pasión por la apariencia. Las personas de este carácter son expertas en funcionar en el mundo de manera camaleónica. Piensan que si ofrecen una imagen correcta y adaptada obtendrán el amor, porque su autoestima depende de su reflejo fuera.
El mecanismo de defensa habitual en este eneatipo es la identificación. La identificación para el psicoanálisis no sería tanto un mecanismo neurótico, sino una herramienta al servicio de la construcción de la identidad en la infancia. Sin embargo, Claudio Naranjo en su libro “Carácter y neurosis” lo considera como una manifestación más de la neurosis. Para él la identificación es “Una autoimagen ideal construida como respuesta a las expectativas de los demás.”
Pero, ¿identificación con qué o quién? Dado que el eneatipo 3 se siente mucho más identificado con la fachada de un edificio que con su interior, su defensa principal consiste en volcar toda la energía hacia el exterior. Se identifica con todo aquello que pueda ser susceptible de aplauso y aprobación. Es por ello que este mecanismo dificulta poder mirarse dentro y atreverse a contactar con sus verdaderas necesidades y deseos.
La semana que viene continuaremos con los siguientes tres eneatipos.
Bibliografía:
- Segado, Águeda., Mecanismos de defensa y la aportación de Claudio Naranjo. Manual del curso superior de terapia gestalt. Escuela Madrileña de Terapia Gestalt.
- Ruíz de la Rosa, Carmela., (2016), Eneagrama para terapeutas. Bilbao: Desclèe de Brouwer
- Durán, Carmen., Catalán, Antonio., (2008) Eneagrama: Los engaños del carácter y sus antídotos. Barcelona: Editorial Kairós
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Gracias, Alex, tomamos nota.
It’s called Second Guessing Neurosis (SGN).