Continuamos con los post dedicados al eneagrama y los mecanismos de defensa, cuya introducción comenzamos la semana pasada. Como ya advertimos, ningún mecanismo neurótico es específico de un eneatipo. Y ninguna persona usará en exclusiva una sola estrategia defensiva. Se trata más bien de marcar un escueto mapa según lo que la bibliografía dice de los caracteres, y que ayude a profundizar en la comprensión de uno mismo.
Hoy proseguiremos con los mecanismos defensivos más específicos de los eneatipos 4, 5 y 6.
Eneatipo 4
El mecanismo defensivo más característico del eneatipo 4 es la introyección. ¿En qué consiste? Basicamente se trata de internalizar conceptos o mensajes dentro de sí sin cuestionarlos. Como decía Fritz Perls, la introyección es como tragarse una manzana sin la posibilidad de haberla masticado y digerido.
La introyección es un proceso que en su lado sano es necesario, ya que necesitamos adquirir una serie de mensajes parentales y culturales para construir nuestra personalidad y vivir en sociedad. Pero se vuelve en algo dañino cuando el contenido de los mensajes dificulta nuestro desarrollo porque introyectar implica también impregnarse de la parte tóxica familiar y cultural.
El mecanismo de introyección en el eneatipo 4 tendría que ver más con contenidos negativos que van dirigidos a la identidad del niño por parte de uno o los dos progenitores. Frases del tipo “eres un desastre”, “así no te va a querer nadie” y tantas otras…han podido ir labrando un autoconcepto desvalorizado de sí hasta el punto de haberse “tragado” a la madre o al padre tóxico.
En este eneatipo también se da otro mecanismo muy habitual y que entronca con el anterior. Se trataría de la retroflexión, que consistiría en hacerse a uno mismo un daño que le gustaría hacer a otros. Ya que los mensajes introyectados han conseguido generar un rechazo a sí mismo, se genera una ira hacia adentro que en muchas ocasiones conviene externalizar y orientarla al foco primario de frustración.
Eneatipo 5
El aislamiento es uno de los mecanismos más recurrentes del eneatipo 5. Sin embargo, al menos en el sentido psicoanalítico, no se trata de algo tan literal como parece. Si bien las personas de este eneatipo tienden a vivir en retirada y necesitan recargarse en soledad, el aislamiento como mecanismo tiene otro significado.
El aislamiento tendría en realidad más que ver con la escisión interna con la que vive este carácter. Hay un inconveniente grande para conectar lo intelectual con lo emocional y corporal, de manera que los tres centros funcionan compartimentados con dificultad para la integración. Así, una persona 5 puede contar con frialdad un suceso vital duro. O bien surgirle una emoción intensa sin poderlo relacionar con nada. No puede conectar pensamiento y emoción.
El aislamiento en el eneatipo 5 es sobre todo un alejamiento de todo contenido afectivo en las experiencias intrapsíquicas. Y esta estrategia conlleva un déficit en poder conocerse en su totalidad. Es como si sólo pudiera ver piezas de un puzzle en lugar de verlo completo.
Eneatipo 6
La estrategia defensiva más clara del eneatipo 6 es la proyección. Consiste en poner (es decir, proyectar) inconscientemente en una tercera persona características que en realidad son de uno mismo (sentimientos, deseos, cualidades) que considera negativas.
La proyección está muy relacionada con el sentimiento de culpa. Ya que el eneatipo 6 es muy susceptible de sentirse culpable, y a la vez ese sentimiento se le hace insoportable, va a poner fuera aspectos de sí que le haga sentir “malo”. De esa manera, por ejemplo, verá al otro como agresivo en lugar de hacerse consciente de su propia agresividad.
Normalmente las personas de este carácter se las han tenido que ver de niños con ambientes de hostilidad. Y al tragar hostilidad, se les inoculó la sensación de que la recibían por ser malos. La defensa al sentirse “malo” es construirse una máscara de niño bueno para evitar la culpa. Por eso el “niño bueno” dificilmente se asumirá agresivo y preferirá ponerlo en el exterior.
La semana que viene cerraremos la serie con los últimos eneatipos (E-7, E-8 y E-9).
Bibliografía:
- Segado, Águeda., Mecanismos de defensa y la aportación de Claudio Naranjo. Manual del curso superior de terapia gestalt. Escuela Madrileña de Terapia Gestalt.
- Ruíz de la Rosa, Carmela., (2016), Eneagrama para terapeutas. Bilbao: Desclèe de Brouwer
- Durán, Carmen., Catalán, Antonio., (2008) Eneagrama: Los engaños del carácter y sus antídotos. Barcelona: Editorial Kairós
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