“Protegedme de la sabiduría que no llora, de la filosofía que no ríe, y de la grandeza que no se inclina ante los niños”
Khalil Gibran
El Niño Interior
Cuando hablamos de niño interior podemos referirnos al niño libre o al niño herido.
El niño interior herido es una parte de nuestra personalidad que nos conecta con vivencias de cuando éramos niños. Si fuimos acogidos o abandonados, si nos sentimos queridos o rechazados, si sentimos el amor y apoyo de los demás o por el contrario nos encontramos desvalidos. Todas esas sensaciones tempranas se fijan en nosotros y a veces volvemos a sentirlas como de niños, cuando en nuestra vida adulta atravesamos acontecimientos que nos conectan con lo que vivimos en nuestra infancia. Puedo sentirme como una niña abandonada cuando mi pareja sale de cena con unos compañeros de trabajo.
En ocasiones, ante situaciones de la vida que me conectan con el sufrimiento, siento que pierdo mi capacidad de afrontar las dificultades. Es como si retrocediera en el tiempo y volviese a ser tan incapaz y carente de herramientas como cuando era niña y me enfrentaba a cosas que me sobrepasaban. Era “pequeña en un mundo de gigantes (los adultos)”
Cuando no curamos las heridas de situaciones problemáticas de nuestro pasado, problemas irresueltos en nuestra vida pueden producirnos esta sensación. Esto nos provoca: ira, frustración y tristeza.
El niño interior libre nos conecta con la curiosidad, libertad, frescura y juego de cuando éramos pequeños y teníamos todo el mundo para explorarlo con entusiasmo.
Cómo cuidar de mi Niño Herido
Cuidar de nuestro niño herido es ir integrando el impacto emocional que nos produjeron situaciones difíciles cuando éramos pequeños:
- Primero tomar conciencia de mi Niño Interior: cómo es y cuáles son sus heridas
- Aceptarlo tal y como es, no juzgarlo. Reconociendo cómo ha llegado
donde está y de dónde viene, que me ha acompañado toda la vida. Muchas vecespensamos “si no hubiera hecho esto no sería así ahora y no tendría estos problemas”. Y no nos damos cuenta que en aquel momento hicimos lo mejor y lo único que podíamos haber hecho dadas las circunstancias. - Reconciliarme con él: aceptar que es una parte de mí frágil, vulnerable, dependiente, sensible, con grandes limitaciones. Y por tanto debe ser cuidada.
- Reservarme un espacio de mi vida para su cuidado. Si de pequeño no me daban abrazos, y me siento necesitado de contacto físico, busco esas caricias estando con personas que me las den o pidiéndolas. La idea es que desde mi Yo Adulto procuro cuidados a mi Yo Niño.
- Darle un espacio a mi Niño Interior para que fluya libremente y semanifiestehacia el exterior. Dedicarme un tiempo a disfrutar de mis aficiones y de las cosas que me dan placer puede ser un buen modo de conectar con él y dejarlo salir.
- Sorprenderme ante las cosas cotidianas de la vida.
- Permitirme disfrutar y conectar con el placer (con lo que me produce bienestar). Muchas veces el Deber nos restringe, encorseta y no nos permite salirnos de unos límites muy marcados, que normalmente no son lo que nosotros queremos sino “lo que quieren los demás para nosotros”.
- Cuando jugamos conectamos con nuestro niño interior. El juego es la forma en la que el niño aprende y se desarrolla de manera natural. Muchas personas piensan que jugar es solo cosa de niños, pero no es así. Si nos permitimos jugar, dejándonos fluir libremente, veremos que sigue siendo una forma fácil de aprender y seguir adelante con los desafíos de la vida para nosotros como adultos, ya que nos permite experimentar y disfrutar (es lúdico). Los niños aprenden de forma fácil, divirtiéndose y nosotros también podemos hacerlo.
¿Qué es el Maternaje Interno?
Me refiero al Maternaje Interno como la capacidad de cuidarnos a nosotros mismos o autoapoyarnos. El autoapoyo está compuesto por Autoconocimiento (toma de conciencia de cómo estoy, qué quiero…) y Aceptación (observo lo que hay en mí y no lo juzgo). El Autoconocimiento y la Aceptación se pueden trabajar a través del Mindfulness (meditación)
Además, para el Autoapoyo es necesario un Apego Sano, que implica la capacidad de relacionarse y vincularse con el otro, y con uno mismo, de una manera nutritiva y estable. Si en la infancia no se ha experimentado un apego sano con los vículos primarios el adulto tiene una segunda oportunidad en la adultez, muchas veces a través de la terapia, la cual posibilita una reparentalización.
El apego sano en consulta posiblita reaprender, atravesar la experiencia de tener una relación con otra persona desde el respeto y la aceptación mutuas, pero también desde lo que no quiero o no acepto (siendo consciente y reafirmando mis propios límites).
AUTOAPOYO = Autoconocimiento y Aceptación + Apego Sano
Reconocer el Niño Herido en los Otros
Ello me ayuda a acercarme al otro y también a re-conocerme en él. Muchas veces lo que veo en la otra persona me lleva a descubrir partes de mi mismo.
Suele ser más fácil llegar a las partes heridas del otro desde mi propio Niño Interior. A veces encuentro personas que han pasado en su infancia por experiencias dolorosas similares a las mías. Y entonces no me siento solo.
Hay quien no ha perdonado, que no se ha perdonado y que no se deja perdonar.