¿Has sobrevivido “malamente” a las Fiestas Navideñas? este articulo es para ti…
Hay gente que le encanta la Navidad, la Noche vieja, los Reyes y los encuentros familiares que estas fiestas proporcionan, sin embargo algunos salimos de este largo periodo de fiestas no solo hartos sino que a veces también un poco “malheridos”…familia y navidades es una mezcla que a veces resulta explosiva.
Otra Navidad en que nos hemos dejado llevar por el espíritu que flotaba en el aire mediante los pregoneros de las diversas campañas publicitarias y sin darnos cuenta ¡hemos caído en la trampa!
Otra vez hemos estado esperando que finalmente se hubiesen resuelto u olvidado los conflictos pendientes… que finalmente nuestros padres, tíos, hermanos, cuñados… hubiesen cambiado y sobre todo, que en todo el tiempo que estuviéramos juntos hubiera paz, armonía, amor y mucha alegría.
En efecto con este tipo de expectativas estábamos abocados a la frustración. Nuestros padres, hermanos, cuñados, etc… ¡no habían cambiado! Seguían como siempre y los asuntos pendientes también, cuando menos los esperábamos, ahí estaban en la mesa…
¿Entonces que nos espera al año que viene? ¿Otra Navidad frustrada?
No, si aprovechamos el tiempo que queda hasta las próximas fiestas para revisar determinados aspectos de nuestra personalidad y conducta.
Hemos de asumir, desde ya, que este año nuestros familiares tampoco van a cambiar esencialmente y los asuntos pendientes, si nadie los cierra durante el año, seguirán pendientes y en algún momento aflorarán…
Sin embargo si yo estoy consciente de lo que hay, este año podré dar una respuesta diferente y más adecuada a mis propósitos navideños.
¿Cómo prepararme para responder de forma diferente y más adecuada a mis propósitos?
Antes que todo, necesito conocer a mi “niño o niña interior”. Es necesario que reconozca sus carencias, necesidades, deseos, etc…y también saber que como niño que es siempre deseará que todo se arregle en un golpe de magia.
Es importante estar conscientes de que todos llevamos un “niño o niña” dentro que tiende a esperar cosas, algunas veces, bien alejadas de la realidad y que necesitamos conocerle para poder adecuar sus expectativas a cosas posibles y reales.
En segundo lugar es necesario saber qué es lo que hemos introyectado de nuestros padres, es decir qué mandatos parentales hemos tragado o asumido, sin plantear si son adecuados desde nuestro punto de vista o válidos y funcionales en nuestra realidad.
En tercer lugar, es necesario seguir cultivando la empatía. Al ponernos como niños también perdemos gran parte de la empatía que hemos ido ganando a lo largo de nuestra vida. Necesitamos, desde esa posición infantil, irnos acercando al adulto que también somos, ampliando la empatía hacia el otro, hasta poder entender realmente cuáles son sus circunstancias, dificultades y entrar en sintonía con su deseo más profundo que en esencia, es idéntico al nuestro: Amar y ser Amados.
En Terapia Gestalt, estos tres puntos, niño interior, introyectos familiares y empatía son aspectos nucleares de cualquier proceso terapéutico, sin embargo, aunque estén vistos y revistos siempre es posible revisitarlos y adquirir un nuevo matiz o una nueva perspectiva que nos permita afrontar con mayor templanza los periodos de inmersión familiar donde todos volvemos a ser un poco niños y niñas.
¡Tenemos todo el año para preparar las próximas Navidades!
¡Feliz Año Nuevo!
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