Hambre: ¿qué me motiva a comer?
En un artículo anterior ya mencionamos el vínculo existente entre el hambre y las emociones. Vimos el componente emocional que hay detrás del impulso de alimentarnos y la importancia de ser conscientes de ello para poder crear un vínculo nuevo y saludable con la comida.
Parece sencillo decir que comemos cuando tenemos hambre y dejamos de comer cuando nos sentimos saciados. Pero la realidad es mucho más compleja ya que no estamos libres de condicionamientos.
Sino, ¿porqué comemos cuando sentimos que estamos llenos? o, ¿nos privamos de comer cuando sí tenemos hambre?
Diferentes clases de hambre
Los diferentes tipos de hambre según la doctora Jan Chozen están en la base de nuestra alimentación.
Se trata de sensaciones, pensamientos y emociones que surgen en el interior de nuestro cuerpo, mente y mundo emocional.
Decir “tengo hambre“, puede estar impulsado por multitud de razones.
Sabemos que la necesidad de comer, muchas veces no está ligada con la necesidad de alimento y frecuentemente que tratamos de cubrir esas necesidades del corazón con comida.
La clasificación de las 7 hambres:
Visual: Se despierta a través de una imágen que evoca un alimento y genera deseo.
Olfativa: A través de un aroma de manera potente y primitiva surge el deseo.
Bucal: Es el deseo en la boca de sensaciones placenteras a través del alimento.
Estomacal: Se origina por sensaciones de demanda física que procede de este órgano.
Celular: Emerge físicamente de forma sutil buscando los elementos esenciales para nuestro organismo.
Mental: Se basa en pensamientos y creencias. Son los “debería”, “tengo que”, etc.
De Corazón: La naturaleza de esta necesidad no suele ser física aunque se suele confundir y tiene que ver más con necesidades afectivas y de intimidad.
Si quieres conocer en profundidad las 7 clases de hambre, dedicaré los próximos artículos a ello y veremos cómo saciar cada uno con equilibrio y salud.
El valor de conocer el origen de mi hambre
Es esencial para poder alimentarnos, de forma saludable y consciente, conocer el origen de mi impulso, deseo o necesidad de comer y poder diferenciar entre necesidad física y de otra índole.
Nuestras elecciones a la hora de comer vienen íntimamente ligadas a nuestras experiencias y así es como condicionan nuestras acciones.
Si conocemos profundamente nuestras experiencias entorno a la comida, podemos ocuparnos de tomar decisiones que favorezcan nuestro equilibrio físico, mental y espiritual.
Sólo con conciencia podremos atender y satisfacer de forma cuidadosa nuestro verdadero hambre.
“La alimentación consciente empieza con nuestra decisión de qué comer y beber. Queremos elegir alimentos y bebidas que resulten beneficiosos para nuestra salud y sean buenos para el planeta”
Thich Nhat Hanh
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