¿Qué es la autoestima?
La autoestima es la valoración subjetiva que hace una persona de sí. Esta valoración puede hacerle sentir gusto consigo misma (positiva), o todo lo contrario (negativa). Por tanto, la autoestima como bien indica la propia palabra, nos da una idea de cuánto se estima a sí misma una persona:
Egosintónica (estoy bien con quién soy, autoestima positiva)
Egodistónica (no estoy bien con quien soy, autoestima negativa)
Aunque hay muchas definiciones distintas sobre autoestima, quizás una de las que lo explica muy bien es:
La autoestima es la convicción de que uno es competente para vivir, y valioso por estar vivo.
Banden
¿Es lo mismo autoestima que autoconcepto?
El autoconcepto puede ser entendido como un conjunto de creencias que termina conformando la imagen que la persona tiene de sí misma, o dicho de otro modo, cómo se define. Se refiere más a la parte racional y tiene que ver con cómo uno podría describirse ante los demás. Por ejemplo: soy extrovertido/a (sin entrar en juicios de valor).
La autoestima sin embargo, ya no apela a lo racional sino a lo emocional. No tiene un componente neutro, sino que como decíamos antes es una valoración que nos hace sentir de un determinado modo con nosotros mismos. Ser extrovertid/a puede ser percibido como algo positivo o negativo, es decir algo que genera felicidad o infelicidad (“preferiría no ser de este modo”).
En este sentido cuando trabajamos en terapia, ponemos el foco en que la persona pueda hacer una valoración realista de sus fortalezas y debilidades. En algunos escenarios lo que es percibido como algo positivo puede no ser funcional y viceversa. Por ejemplo, no me gusta de mí ser introvertido, pero puedo aprender que en determinadas situaciones es la opción más adaptativa. Cuando me reconcilio con mi introversión, la autoestima sube, aunque el autoconcepto se mantenga igual.
Si tengo una valoración arraigada y realista de mi, quizá me importe menos cómo me valoren los demás:
Autoestima no es: Voy a gustarle a todo el mundo.
Autoestima es: No pasa nada si no le gusto a todo el mundo en todo momento.
¿Cómo se construye la estima propia?
La construcción de la estima propia se inicia desde el mismo momento del nacimiento a través de mensajes verbales y no verbales de los adultos cuidadores. De manera que lo que piensa o siente el mundo adulto sobre ese niño, éste lo irá incorporando internamente a medida que se desarrolla. Si ha habido fallas en la transmisión del afecto a través de las palabras o acciones de nuestros familiares, cuidadores y educadores, es probable que nuestra autoestima no sea todo lo sana que quisiéramos. La autoestima se construye socialmente: de fuera hacia adentro.
¿Qué mensajes sobre mí han sido los que me he tragado sin digerir ni cuestionar? ¿Qué ideas me he construido de mi yo a través de cómo se relacionaron conmigo?
Lo que nos han contado sobre quienes somos, lo vamos incorporando internamente. Por tanto, la descalificación de los cuidadores adultos sobre el niño va generando en éste un modelo interno de poca valía, donde uno no se siente digno de ser amado.
¿Qué tipos de autoestima hay?
La investigación psicológica explica que hay 2 dimensiones principales de la autoestima:
Autoestima alta vs baja
Es el tipo de autoestima del que se habla más comúnmente. Mientras que una estima alta se relaciona con comportamientos prosociales y menor índice de problemas psicológicos, la estima baja está más relacionada con estados afectivos negativos como la ansiedad, depresión y otros indicadores como evitación o aislamiento.
La autoestima baja no se caracterizaría tanto por una visión interna negativa sino más por la ausencia de una visión positiva de sí. Las personas que sienten así su propia estima, consideran que cuando les sucede algo negativo son más responsables de lo que son. Mientras que cuando les sucede algo positivo suelen atribuirlo a circunstancias externas.
Autoestima segura vs frágil
Sin embargo, hay otra visión más reciente sobre la autoestima que no solo tiene en cuenta cómo de alta es la propia estima, sino cómo es de sana. Desde ahí, una muy alta autoestima puede conllevar una sobreestimación de los propios recursos sin tener en cuenta las propias limitaciones.
Una muy alta autoestima puede tapar carencias internas, y podríamos hablar entonces de una estima frágil. Puede entonces confundirse la autoestima con el narcisismo. Pero en realidad son dos fenómenos muy diferentes. Mientras que un narcisista diría “¡Me quiero mucho!”, alguien con sana autoestima diría “Me quiero bien”. Y creo que es importante entender esa distinción, ya que en la mayoría de ocasiones mostrar excesiva grandiosidad y autoimportancia no son más que compensaciones neuróticas ante una autoestima frágil.
Mientras que una estima segura es auténtica, genuina y estable, una estima frágil es temporal, defensiva e inestable. En definitiva, una autoestima segura huye de comparaciones y de la necesidad de competir o demostrar compulsivamente. Tendría más que ver con ir incorporando una mirada hacia sí compasiva, amorosa, tierna. Mirada que también se refleja al exterior.
¿Autoestima alta o segura?
Es importante sentir que hay unos niveles de estima interna razonables, suficientemente buenos (que no perfectos). Sin embargo, consideramos la importancia de priorizar el trabajo de una autoestima segura. Puede que esto implique trabajar de modo más lento, pero los resultados serán más profundos, estables y duraderos en el tiempo.
Tratamiento de la autoestima
Hoy día, uno puede encontrar infinidad de libros de autoayuda y recursos de todo tipo para mejorar la autoestima. En este mundo de lo rápido, hay personas que prometen mejorar tu autoestima en muy poco tiempo. Ciertas tendencias en el mundo de la autoayuda se manejan desde los imperativos y la inmediatez, con expresiones como las de “¡Quiérete!”, “¡Sé tu mismo!”, etc. Ojalá las cosas fueran tan fáciles. Es probable que si realmente unas buenas palabras y consignas funcionaran, las consultas psicológicas estarían vacías.
Por supuesto, esto no quiere decir que las pautas no ayuden. Crear nuevos hábitos conductuales es parte del trabajo para mejorar el amor propio. Pero la realidad es que puede que ayude desde un lugar más superficial y temporal. Si queremos adquirir una estima propia más estable y segura, conviene trabajar de un modo más lento y profundo.
¿Cómo trabajamos la autoestima?
Al igual que a mi autoestima le llevó tiempo formarse, es importante saber que el proceso de ir sustituyendo una autoestima negativa por otra más positiva, lleva tiempo y necesita de paciencia.
Esto se debe a que primero debemos deconstruir para luego poder construir.
Como ya hemos visto, parte de las propuestas rápidas para trabajar la estima van relacionadas con mensajes donde hay inmediatez e imperativos. Sin embargo, si queremos trabajarla de un modo más profundo, es importante hacerlo a través de un proceso de autoconocimiento, pudiendo dejar a un lado la impaciencia y los “deberías”.
La autoestima la podemos ir curando a través de la psicoterapia que es, desde la perspectiva humanista, un trabajo de autoconocimiento. Conviene entender la causa de mi baja autoestima, porque comprendernos profundamente es dejar de juzgarnos. Es a través de la comprensión y el autoconocimiento que llegamos a una relación más sana con nosotros.
Es importante hacer una revisión biográfica, y desde ahí entender que hubo mensajes que me tragué en la infancia que ahora puedo ver que afectaron en mi autoestima. Si voy modificando mi narrativa propia, me puedo ir sintiendo más capacitado para actuar de un modo distinto a como me habían contado que soy. Abro la posibilidad de otras maneras de funcionar.
Además, a través del proceso de ir modificando mi narrativa por otra más realista y sana me abre la posibilidad de ir soltando rigideces y autoexigencias (algo muy presente en la autoestima baja). Me voy dando el permiso de dejarme ser imperfecto.
Enfermamos en las relaciones, sanamos en las relaciones
La autoestima también se va tornando más sana a través de relaciones significativas y nutritivas. Si fue a través de relaciones no del todo sanas que mi estima no se construyó bien, generar otro tipo de vínculos donde me sienta visto, valorado y respetado es importante.
Desde la psicoterapia se ofrece una relación vincular, que en muchas ocasiones puede ser reparadora, y puede ofrecer apoyo para la transformación del autoconcepto. A través de una mirada empática y amorosa del terapeuta, sucede lo que se llama una experiencia emocional correctiva, que es una vivencia relacional presente que corrige y repara un daño del pasado.
Pero es también a través de la relación con otros, de buscar la “familia elegida” lo que nos puede ayudar a reparar enormemente en el presente los grietas del pasado.
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