¿Qué es la consciencia?, ¿compartimos todos el mismo tipo de consciencia?, ¿cómo utilizamos la consciencia en terapia?, …
Consciencia como presencia en el mundo
La Real Academia Española define la consciencia como: “Capacidad del ser humano de reconocer la realidad circundante y de relacionarse con ella” y “Conocimiento inmediato o espontáneo que el sujeto tiene de sí mismo, de sus actos y reflexiones”.
La consciencia nos enclava en el presente. Es lo que nos permite conectarnos con nuestro entorno y sentirnos parte de él. A través de la manera de ver las cosas y darles un sentido subjetivo.
La consciencia varía
Cuando uno duerme no está consciente, no está percatándose de las cosas de su entorno. Cuando alguien se cae y se da un golpe, decimos que perdió el conocimiento, su consciencia. Perdió la capacidad de ver, oír, olfatear, tocar y saborear, pero también la de pensar, y más aún, de darse cuenta de qué está pensando.
Si dormitamos, estamos en un estado semi-consciente. Nos percatamos de algo, pero no de muchas cosas, solamente de determinados aspectos. Como un filtro que deja pasar lo más importante, lo más llamativo. Todo lo demás se descarta.
Estar consciente de las cosas, dependiendo de qué cosas, también en el estado de vigilia puede variar mucho. Por ejemplo, si nos muestran una radiografía. La vemos, está claro, pero no estamos seguros de lo que quiere decir. No lo sabemos, no lo entendemos, es “como si no lo viésemos” en cierta medida.
O una hoja de papel escrita en un idioma que no entendemos. No obstante, de algo nos percatamos. Podemos saber qué idioma es, que puede tener un significado y sabemos que no es comestible.
Con un conocimiento adecuado, una consciencia de las cosas mayor (y también de nosotros mismos), podemos captar un significado más hondo de nuestra realidad.
Falta de comprensión y de consciencia
Hay muchos ejemplos de la vida cotidiana, donde no comprendemos, o comprendemos de un modo muy deficiente, el entorno que nos rodea.
Tenemos dos posibles caminos. Por una parte darnos cuenta de que no lo comprendemos. Esto no nos va a hacer comprender la situación en sí por arte de magia. Pero seremos conscientes (nunca mejor dicho) de lo que ocurre, de nuestra dificultad. Y esto es importante porque marca el inicio del segundo camino.
La segunda vía, es prestar la atención, hacer un trabajo reflexivo y/o terapéutico y poder llegar a comprenderlo, darle un sentido.
Si se trata de un idioma pues aprenderlo, si es comprender una situación, pues pensando y discerniendo sobre la misma.
Lo que facilita mucho, es la ayuda de otros, ya que ven y se percatan de otros aspectos que nosotros mismos somos incapaces de ver en un momento dado (quizá sí en un futuro). Aquí los demás “nos sirven de espejo”.
Por eso la consciencia en terapia gestalt es importante.
A veces la solución es simple: nos lo explican, dándonos una visión diferente, y lo entendemos.
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