Ya se han escrito en este blog varios artículos acerca del cuerpo. Pero es un tema inabarcable, y por eso me animo a seguir escribiendo del asunto. Recién estoy comenzando mi formación en Proceso Corporal Integrativo (PCI), e intuyo que el cuerpo será una temática que seguirá estando en próximos artículos según vaya descubriendo(me). Hoy quisiera escribir sobre la escucha corporal.
Educados en la mente
La influencia de Descartes hasta nuestros días es innegable. Autor de la famosa frase “Pienso, luego existo”, instauró la prioridad a nuestro yo racional por encima de lo demás. Su pensamiento por un lado ha influido al desarrollo social y científico. Pero por el otro, nuestra cultura (y sobre todo el sistema educativo) ha desatendido alarmantemente cualquier aspecto humano que no sea el raciocinio. Antonio Damasio, médico neurólogo, publicó un muy recomendable libro llamado El error de Descartes, en donde desafía empíricamente la concepción dualista mente-cuerpo.
Pese a la preponderancia del intelecto sobre lo demás, la realidad es que tenemos tres centros, fruto de la evolución de nuestra especie. Es decir, que además de razón, somos cuerpo y emoción. Y nuestra educación casi no ha atendido los otros dos aspectos de manera integradora.
El mundo emocional humano apenas se ha atendido, y es ahora que comienza a entenderse que educar en las emociones es importante para el buen desarrollo. Y sin embargo, el cuerpo sigue siendo la gran asignatura pendiente.
La escucha corporal
Quien me lea puede sorprenderse si digo que al cuerpo no se le da suficiente importancia en la educación. Sí y no. Es cierto que la educación física siempre ha estado en los planes de estudio. Pero se ha planteado en términos de deporte y competitividad. Le hemos dado importancia a mover el cuerpo, pero apenas a escucharlo.
No se pueden negar los beneficios del ejercicio físico, pero muchas veces este ejercicio se hace sin tener en cuenta al cuerpo. No hay más que ver como en los gimnasios muchas personas se ejercitan de manera automatizada y sin apenas escucharse. Así puede pasar que si no lo escucho, puede que lo fuerce y me lesione por no tenerlo en cuenta. El otro día leí que las consultas en fisioterapia están aumentando por gente que practica un yoga mal entendido, en donde el objetivo no es tanto la conciencia de sí, sino forzar hasta la lesión determinadas posturas.
La escucha corporal es por tanto esencial, ya que no tenemos un cuerpo, sino que somos cuerpo. Nosotros mismos nos “hablamos” y nos damos señales a través del él, pero hemos de estar dispuestos a escucharnos. La escucha corporal nos dice donde hay lugares de tensión, y nos indica nuestro estado emocional de cada momento si lo sabemos oír. Toda emoción que sentimos tiene su reflejo en el cuerpo.
El cuerpo en terapia gestalt
En gestalt trabajamos con los tres centros (cuerpo, mente y emoción). Por tanto, trabajar lo corporal en los procesos también es importante. Atender a cómo y donde se sienten las emociones en el cuerpo da una imagen más integrada de uno. Trabajar la atención sobre mi cuerpo en el aquí y el ahora es una de las piezas importantes de ese darse cuenta del que tanto hablamos.
Pero no sólo se trabaja la atención, sino también la expresión emocional a través del cuerpo. Determinados ejercicios de soltar y expresar la rabia se hacen ante todo con el cuerpo. Y tiene mucha más importancia la intencionalidad de la descarga de la rabia en sí que la fuerza con la que se haga.
Trabajar la escucha y expresión corporal es un buen modo de liberarnos por un momento del agarre al pensamiento que tan bien conocemos. Afinando la escucha en el cuerpo lo estamos haciendo en nosotros mismos.
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