En el momento de plantearme escribir este artículo me di cuenta que mi compañera Olga ya había escrito un texto precioso sobre los beneficios del contacto físico, aún así sentía necesidad de ampliar el tema con mi búsqueda y reflexión. Y es que para los humanos, como mamíferos que somos, el contacto es vital para nuestra supervivencia.
Los mamíferos estamos necesitados de contacto. De nuestra capacidad de vivir en grupo depende nuestra supervivencia. Otros animales en la escala filogenética, como los reptiles o anfibios, son seres solitarios y pueden sobrevivir por sí mismos. El sistema nervioso de los reptiles no ha necesitado desarrollar el sistema límbico, que es el sistema emocional del que dependen conductas como la cría, el cuidado, la cooperación o el altruismo.
El apego humano
Pero si los adultos necesitamos de contacto, la necesidad que tienen los niños es mucho mayor. Se han hecho muchos estudios sobre el apego y en todos se concluye que es absolutamente necesario un contacto afectivo y cálido para que los niños crezcan sanos. De hecho se ha demostrado que la clave para la supervivencia de los niños no sólo es la cobertura de necesidades fisiológicas, sino un apego afectuoso y seguro.
El psicólogo norteamericano Harry Harlow hizo un estudio en los años 70 en donde aislaba a crías de mono con “madres” sustitutas. Una era de alambre y contenía alimentos y la otra era de felpa y no contenía alimento alguno. Sorprendéntemente los monos preferían el contacto con la madre sustituta de felpa a pesar de que no ofreciera alimentos. Este estudio nos dice mucho de la necesidad de contacto y afecto, no solo presente en los mamíferos más avanzados sino también en la especie humana.
Volver a los orígenes
Los humanos, en nuestra civilización hiperdesarrollada nos hemos desnaturalizado y hemos olvidado nuestro origen. Hemos dado mucha importancia a nuestro pensamiento, pero en el camino hemos olvidado las emociones y el instinto que nos conectan con nuestra naturaleza animal. Con el desarrollo del progreso nos vemos abocados a una individualidad cada vez más creciente, desoímos la necesidad de contacto y pasa a un lugar residual.
Hemos restringido el contacto mucho más de lo que nuestra especie requiere. Hemos olvidado que el contacto físico entre dos humanos es algo natural y necesario. Y a la vez vivimos en un mundo hipersexualizado, por lo que cualquier atisbo de contacto nos genera inquietud e incomodidad. No sabemos manejarlo.
No digamos ya de las dificultades de contacto tierno entre hombres, los hombres nos lo hemos puesto muy difícil para contactar entre nosotros, como si nuestra sexualidad se viera amenazada. Por suerte cada vez somos más los hombres que nos atrevemos a mostrar la ternura sin sentir que nuestra sexualidad tenga nada que ver en ello. Es un acto de humanidad y valentía.
Tenemos muchas dificultades para contactar, pero como mamíferos seguimos teniendo necesidad de vincularnos. Y si no lo hacemos con otros humanos lo haremos con sucedáneos. Os dejo este vídeo que me parece que explica muy bien esto último.
Atrevámonos a tocarnos más, a mirarnos, a escucharnos… Necesitamos volver a ser parte de la naturaleza.
https://www.youtube.com/watch?v=ao8L-0nSYzg
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Hola Rafael no conseguí el vídeo.
Hola! La verdad que no recuerdo qué enlace puse en su momento, así que no lo puedo recuperar. Lo siento!