La oración gestáltica se ha convertido en una cita con bastante popularidad en el mundo de la autoayuda. Fue creada por Fritz Perls (padre de la gestalt) en la década de los 60 del siglo pasado. Dice así:
Yo soy yo y tú eres tú
Yo no estoy en este mundo para cumplir tus expectativas y,
Tú no estas en este mundo para cumplir las mías.
Tú eres tu y yo soy yo.
Si en algún momento o en algún punto nos encontramos,
y coincidimos, es hermoso.
Sino, pocas cosas tenemos que hacer juntos.
Tú eres tú y yo soy yo
Hay que entender esta frase en su contexto histórico. Perls sufrió en primera persona los efectos del pensamiento totalitario y embrutecedor que había asolado Europa. (Sin ir más lejos, él mismo vivió los horrores de la I Guerra Mundial trabajando como médico en el campo de batalla, además de tener que huir de la Alemania nazi). No hay que olvidar tampoco que su marcado carácter antiautoritario encajaba perfectamente con la época de rebeldía que se estaba gestando en la California de los 60.
La oración gestáltica por tanto nació como una invitación a la libertad, a no dejarse arrastrar por las exigencias de la sociedad o el entorno. Era una propuesta a ser fiel a uno, le pesara a quien le pesara.
Críticas a la oración gestáltica
A la terapia gestalt se le ha criticado (a veces con razón) de poner demasiado énfasis en el individualismo. Es cierto que en términos generales promueve la afirmación de las propias necesidades y el establecer buenos límites entre el “yo” y el ambiente. Pero en la práctica ese “mito” no se sostiene, pues hacia dónde se dirija el trabajo dependerá de la persona, el momento y sus circunstancias. No en todos los casos trabajar la afirmación del “yo” es beneficioso.
Pienso que la oración gestáltica tiene mucha “culpa” de que se le acuse a la terapia gestalt de alimentar el egocentrismo. Sin embargo, si uno lee detenidamente puede que no sea tan individualista como parece. El tercer renglón nos dice que el otro tampoco está para darme lo que yo espero. Así que hay una generosidad implícita que asume que si yo me doy la libertad, el otro también la merece.
Lo que sí es cierto es que la frase define tanto los límites (hay un “yo”, y hay un “tú”) que pasa por alto que siempre hay un “nosotros”.
La respuesta a Perls: el poema de Thich Nhat Hanh
Este monje zen vietnamita quiso ir un paso más y propuso un poema llamado Apoyo mutuo , que más que invalidar la propuesta de Perls, invitaba a complementarla. El poema dice así:
Tú eres yo y yo soy tú
¿No es obvio que inter-somos?
Tú cultivas la flor en ti mismo,
para que así yo sea hermoso.
Yo transformo los desperdicios que hay en mi,
para que así tú no tengas que sufrir.
Yo te apoyo;
tú me apoyas.
Estoy en este mundo para ofrecerte paz;
tú estás en este mundo para traerme alegría.
“Inter-somos” es un término que define a la perfección un principio fundamental de la vida: la interdependencia. Es obvio que nada puede existir por sí mismo. No somos seres aislados, ya que vivimos en permanente relación con el entorno. Dependemos del oxígeno que respiramos, de la tierra que nos sostiene, del agua y alimentos que tomamos… Y asímismo el entorno también es sensible a nuestras acciones.
En contra del tópico evolucionista, que dice que el individualismo y la competición son los motores de la subsistencia, parece ser que fue la cooperación lo decisivo para a la supervivencia, no sólo de nuestra especie, sino de todos los seres vivientes.
La interdependencia nos muestra que más allá de un “yo” o un “tú” hay un tercer lugar que es un “yo-tú”, que es más grande que la suma de los dos. De hecho, está demostrado que el vínculo terapeútico (yo-tú) es uno de los factores clave para el éxito en psicoterapia. No es sólo mérito de terapeuta o paciente, sino que lo que transforma es la relación.
Está claro que necesitamos un “yo” fuerte para funcionar en la vida. Así que no se trata de negar la propia individualidad ni de fundirse con el entorno olvidándose de sí. Se trata de ir más allá y vernos como seres interdependientes en constante interrelación con el entorno que nos rodea. Somos nódulos en una enorme red de relaciones que se necesitan y retroalimentan entre sí.
Fue desde mi propio proceso de sentir como mi sufrimiento fue sanando a través de la psicoterapia que decidí reconvertirme en psicoterapeuta. Y es desde ahí que tengo y siento la plena confianza de que cuando somos acompañados desde la presencia y se nos ofrece buen abono, tierra y agua,las personas crecemos como flores.
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