Hace poco he adoptado a un gatito maravilloso. Y lo poco que llevo con él me está haciendo aprender muchas cosas. Pero ante todo es la paciencia lo que más me está enseñado. Y es que, en mi imaginario, yo fantaseaba con un gato saltarín, cariñoso, ronroneador… Un gato que respondiera a mis expectativas de gato. Pero él no es así. Ha sido maltratado y abandonado, por eso está asustado y es desconfiado. No responde a la idea que yo tenía de como “debería” ser. Al principio me entró prisa y frustración por que fuera quien no es. Pero ahora, aunque sé que seguramente es cuestión de tiempo, estoy dispuesto a aceptarle y quererle incondicionalmente, cambie o no.
Paciencia e incondicionalidad
La paciencia es la ciencia de la paz
Y es que diría que la paciencia no puede entenderse sin la incondicionalidad. Cuando depositamos demasiadas expectativas viene la prisa para que las cosas sucedan como yo deseo. Relacionarnos de modo incondicional es verdaderamente difícil.
Habitualmente y sin darnos cuenta, tendemos a querer que el otro vea el mundo de la misma manera que yo lo hago y actúe como yo actuaría. Desde nuestras carencias y necesidades egocéntricas no podemos ver que el otro es sencillamente otro, y que no tiene porqué compartir mi visión del mundo ni hacer aquello que espero.
Carl Rogers hablaba de la aceptación incondicional como uno de los pilares fundamentales de la psicoterapia. Se ha demostrado además que sin esta cualidad no puede haber vínculo, y por tanto es muy difícil que en ausencia de esa condición un proceso terapéutico funcione.
Paciencia y terapia gestalt: la relación Yo-Tú
La terapia gestalt es esencialmente una terapia dialogal. Esto quiere decir que en la relación terapéutica, la otra persona nunca debe ser un “objeto” ni un medio para los fines del terapeuta. En palabras de Yontef: “En terapia gestáltica, nos relacionamos con la actitud Yo-Tú. [···]. En el Yo-Ello hay relación con el otro, pero como objeto de manipulación. [···]. Una persona con la actitud Yo-Tú puede dirigirse a otra persona sin tratarla como objeto de manipulación.” El mismo Perls (padre de la terapia gestalt) en su conocida “oración” gestáltica afirmaba rotundamente que nadie está para cumplir las expectativas de nadie.
Creo que lo más honesto es reconocer que en algunos momentos los terapeutas perdemos esa perspectiva y nos puede el deseo narcisista de “salvar” a todo aquel que viene a terapia. A veces sin darnos cuenta, necesitamos que nos necesiten y si entramos en ello sin conciencia ni acompañamos ni respetamos el proceso del otro. Estamos viendo antes nuestra necesidad de brillar que la de la otra persona. Y por supuesto que en esos casos la paciencia brilla por su ausencia.
Tampoco debemos olvidar que cada proceso terapeutico es único, personal e intransferible. Y hay procesos más rápidos, y otros que necesitan de más tiempo. (A veces la lentitud es garantía de que al final se llega más lejos). Por eso, lo mejor es respetar el ritmo de cada cuál. Y no sólo, sino también hasta cuando la persona decide andar con nosotros, aunque no fuera lo que teníamos planificado.
Propiciar las condiciones necesarias
La paciencia en terapia gestalt implica a veces “quitarse de en medio”. Es decir, abandonar toda expectativa narcisista de querer cambiar al otro y salvarle. De ese modo me salgo de la relación Yo- Ello para convertir al otro en un Tú.
Aunque ya un poco manida, la expresión tan gestáltica de “no empujar el río” da en el blanco cuando hablamos de paciencia. En gestalt no se empuja a la persona a cambiar, sino que se ofrece un trabajo de autoconocimiento para que el camino del cambio lo pueda transitar ella. Al fin y al cabo, aunque acompañemos, no podemos caminar un sendero que no es el nuestro.
Ser pacientes no implica esperar pasivamente, sino soltar toda expectativa y a la vez generar las condiciones necesarias para el crecimiento. Sucede como si cuidáramos un huerto: por mucha prisa que tengamos, cada planta tiene su ritmo de crecimiento que no podemos forzar. Nos toca ofrecer calor, agua, buena tierra y buen abono. Y al mismo tiempo esperar a que el fruto crezca y madure.
Dejo un precioso vídeo de Luis Paniagua. El título lo dice todo.
Bibliografía:
- Yontef, G., (1995). Proceso y diálogo en Psicoterapia Gestáltica. Chile: Cuatro Vientos Editorial.
- Septiembre, ¿el verdadero año nuevo? - 29/08/2023
- ¿Debería todo el mundo ir a terapia? - 05/08/2023
- El efecto Pigmalión - 09/06/2023