“Crecimiento personal” es un concepto que frecuentemente usamos los que nos dedicamos a la psicoterapia. Sirve para decir que la terapia no solo se enfoca en la patología, sino que como dijeron Erving y Miriam Polster “la terapia es demasiado beneficiosa para limitarla a los enfermos.” Pensar en términos de crecimiento es algo propio de las terapias humanistas que ayuda a despatologizar y despenalizar la terapia.
Hace unos años me quedé impactado y me costó digerir que en un retiro de meditación el instructor nos dijo que no estábamos ahí para crecer sino para disminuirnos. Al principio no entendí. Con la experiencia de los años siento que sé de lo que hablaba.
¿Aprender o desaprender?
En la sociedad contemporánea valoramos mucho la acumulación. Queremos tener más, ser más… (cada cual lo que anhele), saber más, tener más títulos, más dinero, ser mejores personas… Y desde luego, cuando uno acude a terapia, es ese el objetivo. Queremos que nos aporte. Y mejor que sea ese el enfoque, porque de lo contrario ni iríamos.
La terapia en un primer nivel es un proceso de aprendizaje. Conocerse a sí mismo es aprender a mirarse con otras lentes de las acostumbradas. Si el proceso va bien, normalmente se produce una eclosión de conciencia donde uno puede ver y verse con más nitidez.
Pero en un segundo momento uno puede darse cuenta que no es sólo crecer. Se va soltando lastre. Con el tiempo he entendido que lo de disminuirse tenía que ver con eso. Porque en cierta medida, decrecer también significa liberarse de lo que a uno ya le sobra. Hay más liviandad. Uno sale al mundo con más ligereza.
Menos es más
El David siempre estuvo escondido en ese gran bloque de mármol, lo único que yo hice fue quitar las partes que sobraban. Miguel Ángel Buonarroti
La filosofía budista resuena en mi experiencia cuando habla de este asunto. El budismo dice que no se trata de llegar a ser lo que todavía no somos, sino que nos quitamos velos hasta que solo queda nuestra verdadera naturaleza.
En términos ya más terrenales, hacer terapia es en gran medida liberarse del peso del pasado y sus condicionamientos. En lo profundo se trata de un proceso de desaprendizaje. Desaprender es nadar en dirección contraria a los automatismos que formaron nuestro carácter y neurosis. Mucho del trabajo es deshacernos de los introyectos (aprendizajes negativos sin digerir) y las ideas locas que un día aprendimos.
Así que, al igual que Miguel Ángel con sus esculturas, las potencialidades de la persona YA están ahí. Nuestro trabajo terapeutico consiste en ayudar a eliminar lo que al otro le sobra.
Cuando uno limpia su casa, la ordena y se deshace de lo que ya no le hace falta, se experimenta una dulce serenidad y descanso. Hacer terapia es limpiar y ordenar la propia casa. Es deshacerse de lo que uno necesitó en su día pero que hoy no necesita más.
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