A veces, cuando salimos de nuestra sesión de terapia, podemos estar “revueltos” (inquietos, enfadados, tristes o vulnerables), sintiéndonos peor de cómo llegamos ese día o con más incógnitas sin resolver … ¿qué me está pasando?
Si la Terapia Gestalt me ayuda, entonces: ¿por qué me siento mal?
Metáfora de la serpiente:
¿Cómo nos sentimos cuando tenemos una dificultad o conflicto y decidimos acudir a terapia? pequeños, estrechos en nuestra “vieja piel” que ya no nos sirve. La serpiente para ir creciendo necesita mudar periódicamente de piel. Cuando consigue romper la vieja piel y deshacerse de ella, la nueva está húmeda y es necesario que pase un tiempo para que adquiera la consistencia y dureza adecuada. De igual forma, la terapia necesita su tiempo para que la persona vaya creciendo en su proceso. En Terapia Gestalt primero hay una toma de conciencia y después un cambio.
Metáfora de la sopa:
Una sopa que esta quieta conserva en su superficie solo el caldo, que es lo que podemos ver. Pero si la remuevo, suben a la superficie todos los ingredientes sólidos que se habían quedado en el fondo y que no veía en principio. De la misma manera, en Terapia Gestalt conecto con emociones que estaban ocultas. Algunas me resultan desagradables, como la pena. Quizá otras no me permito sentir, como la rabia.
Metáfora de la curación:
En ocasiones lo que nos produce sufrimiento son como “heridas” del pasado, abiertas o mal cicatrizadas. Son conflictos inconclusos (no cerrados), que a veces tapamos para no sentir. Resolver esos conflictos en terapia seria como cuidar heridas infectadas y sanarlas.
El Dolor es valioso
Vivimos en una sociedad hedonista en la que el malestar es rechazado y nos asusta. Sin embargo los sentimientos y las emociones:
- se producen de forma natural e inevitable en nosotros en respuesta a acontecimientos. Son incontrolables.
- son una de nuestras herramientas más poderosas, que nos guían en la vida como una brújula. Nos dicen lo que nos disgusta, lo que nos produce placer,…En resumen, lo que es bueno o dañino para nuestro organismo. Y en cada persona esta medida de referencia es distinta (lo que a mí me puede enfadar a otra persona puede serle indiferente) Por eso nadie puede marcar el camino de otra persona, cada uno debe descubrir el suyo propio y sus sentimientos y emociones son siempre auténticas y veraces.
Por mucho que intentemos no conectar con las emociones para no sentirnos mal, lo máximo que podemos conseguir es “esconderlas debajo de la alfombra”, por ejemplo pasándonos el día activos haciendo cosas para no pensar… ¿Quién no lo ha hecho alguna vez? Esto en un principio nos puede calmar y darnos un bienestar aparente. Pero no olvidemos que la emoción nos da una información importante para nuestra vida y que obviarla, nos llevaría a una situación difícil, pues las emociones más intensas pueden avisarnos de peligros para nosotros.
Afrontar las emociones dolorosas (incomodidad, tristeza, angustia, ira, … ) nos permite aliviarlas
El Cambio en Terapia Gestalt
Quizá lo que hoy me crea un conflicto, en otro momento de mi historia fueron soluciones creativas para “sobrevivir” en una situación o entorno desfavorable. ¿Qué pasa cuando nuestros mecanismos de defensa nos dejan de ser útiles y empiezan a darnos problemas? Sería algo así como una armadura que se queda oxidada y pequeña, dificultando, al caballero que la porta, el movimiento y el poder quitársela. Estamos tan habituados a nuestras formas de funcionar que muchas veces, aunque lo intentemos, no conseguimos hacer las cosas de otro modo. Esta armadura nos imposibilita abrirnos al mundo.
Sobre los mecanismos de defensa recomiendo el cuento “El Caballero de la Armadura Oxidada” de Robert Fisher. En palabras de Terry Linn Taylor: “una fantasía adulta que simboliza nuestra ascensión por la montaña de la vida.”
Cuando el Cambio no es posible
A veces, en función del momento vital en el que nos encontremos, el cambio en nuestras formas problemáticas de funcionar no es posible. Quizá en ese momento no estamos preparados o no disponemos de herramientas alternativas para afrontar la vida.
Hacemos lo mejor que somos capaces de hacer en cada momento.
Las emociones también nos ayudan a que el cambio ocurra cuando sea el mejor momento para nosotros. Nos energetizan y nos marcan el camino. El artículo que indico a continuación muestra un ejemplo: “Agresividad Adaptada: El polo positivo de la agresividad.”
A veces Crecer es doloroso
Ya hemos hablado de ello en artículos anteriores “Negarse a asumir la madurez: No quiero ser adulto, tengo miedo a crecer.” y “¿Por qué me cuesta cambiar? La ganancia secundaria y la resistencia al cambio.”
En Terapia Gestalt cuidamos que cada persona sea sensible a su propio ritmo de desarrollo y crecimiento. Se escuche, se respete y vaya estando disponible para los cambios en su proceso personal, cuando sea su momento. Los terapeutas Gestalt le acompañamos en su camino. Confiamos en la capacidad de autorregulación de cada persona:
No empujamos el rio, simplemente quitamos las piedras que lo obstruyen para que discurra por su cauce natural
La terapia te gestalt hace sentir mal porque es lo que busca el terapeuta. Algún día vais a pagar por todo el daño que habéis hecho con la Gestalt.
Sentimos mucho la experiencia que hayas podido tener, por encima de cualquier técnica terapéutica está el contacto humano y respetuoso. Sentimos mucho que eso no lo hayas podido recibir. Un saludo