¿Qué nos pasa cuando tenemos asuntos pendientes?
Muchas veces las personas tenemos asuntos pendientes que se han quedado ahí, que no hemos concluido y que, de alguna manera nos retienen, no nos dejan avanzar y, sobretodo, nos generan sufrimiento. Algunas veces ni siquiera sabemos qué nos pasa, no los identificamos. Otras veces sí, por ejemplo cuando tenemos que concluir una relación; entonces nos cuesta y nos sale a veces aferrarnos a ella, a lo que ya no es, nos resistimos a soltarla…
Los motivos para no soltar pueden ser muy variados. Yo voy a comentar algunos que suelen ser más frecuentes en la práctica terapéutica, aunque puede haber otros.
La posibilidad de ampliar nuestra capacidad de sentir
En primer lugar, la mayoría de las personas comenzamos desde la infancia a suprimir emociones dolorosas o arrolladoras y lo hacemos mediante la contracción crónica de la musculatura de diferentes partes de nuestro cuerpo y la inhibición de la respiración.
Esto produce entumecimiento del cuerpo y, cuando llegamos a adultos, la sensibilidad corporal está francamente disminuida: como las emociones, los sentimientos, están localizados en el cuerpo, no logramos percatarnos de ellos. Esta incapacidad para darnos cuenta nos imposibilita concluir situaciones emocionales.
Mi experiencia personal y como terapeuta a lo largo de los años ha sido precisamente sensibilizar, recuperar vivencias y emociones que tenemos totalmente olvidadas, desensibilizadas y, al re-vivirlas y sentirlas, las recuperamos, las integramos en nuestro ser y nos sentimos más llenos.
[blockquote]Resolviendo los asuntos pendientes ganamos y ampliamos nuestra capacidad de sentir y paralelamente de “soltar” lo que todavía nos hacía daño[/blockquote]
Cuando vivimos pensando que el pasado fue mejor
Una segunda modalidad que las personas utilizamos para evitar concluir determinadas situaciones es aferrarnos a ellas porque nos proporcionan beneficios que no queremos soltar. Esto ocurre cuando el presente no es satisfactorio o nos sentimos incapaces de comprometernos con otras personas o con nosotrxs mismxs.
En esos casos, podemos aliviar nuestro sentimiento de soledad pensando en relaciones pasadas y nos aferramos a ellas idealizándolas. La autocompasión puede ser una manifestación de esto.
[contacta]Asuntos pendientes I[/contacta]
- Violencia de Género: Funcionamientos de maltrato - 29/08/2016
- Pérdida ambigua. Segunda parte: Alzheimer y otros casos - 04/07/2016
- La pérdida ambigua. Primera parte: Migración - 04/05/2016
1 comentario