¿Te has preguntado alguna vez si tu terapeuta va a terapia? Si estás haciendo un proceso terapéutico desde un enfoque humanista, como terapia Gestalt, Humanista Integrativa o Psicoanálisis, la respuesta es afirmativa. Tu terapeuta va a terapia o ha ido anteriormente a terapia ya que, entre otras cuestiones, es un requisito fundamental para su formación.
La relación entre el terapeuta y el paciente
En estas orientaciones citadas se trabaja desde en vínculo, es decir, desde la relación que se construye y establece entre el terapeuta y el paciente.
No son enfoques directivos, por lo que no se suelen dar pautas ni consejos, tal y como mencionaba mi compañera Adriana en su artículo Las preguntas en terapia: ¿Por qué psicólogos y terapeutas contestan a una pregunta con otra pregunta?
Se trata mas bien de tomar conciencia de “lo que hay detrás del síntoma”, es decir, qué le ha hecho a uno llegar al punto en el que se encuentra. Por qué se siente así y qué tiene que ver con su biografía mas que trabajar directamente sobre el síntoma para que este desaparezca.
Como en toda relación, tanto en el terapeuta como en el paciente van a surgir infinidad de afectos.
¿Por qué un terapeuta va a terapia?
Para que un terapeuta pueda acompañar a una persona a “pensar su vida” no es necesario que sea perfecto ni tenga una vida perfecta. Mas bien tiene que estar conectado con la “tragedia humana”, con los aspectos menos visibles o más oscuros del ser humano.
Para ello el terapeuta va a terapia o ha hecho un proceso terapéutico, “ha pensado su propia vida” en compañía de otro terapeuta. Habrá atravesado ciertas zonas oscuras de sí mismo, por lo que cuando acompañe a otro a atravesarlas le será familiar por su experiencia.
Los terapeutas somos personas normales y corrientes con nuestras dificultades, miedos y problemas. A diferencia con los pacientes, tenemos un poquito más de camino recorrido en algunos aspectos.
Esto es lo que nos hace tener algo más de conciencia para acompañar al otro en su proceso.
¿Qué ventajas le aporta al paciente?
El terapeuta que va a terapia o ha hecho un proceso terapéutico sabe, porque lo ha experimentado, lo que es dejarse acompañar. Ha pensado su propia historia junto a otra persona.
Esto hace que desarrolle una gran capacidad empática, comprensión y humildad a a hora de desarrollar su labor como terapeuta.
Frente a la idea de “ir a terapia para mejorar”, la terapia devuelve a las personas la capacidad de “ser humanos”, con todo lo que esto implica.
El terapeuta que va a terapia está conectado con su condición humana inevitablemente.
No tenemos que ser perfectos, ni pacientes ni terapeutas, sino ser lo que somos, humanos.
El terapeuta que va a terapia proporciona un modelo real de persona. Tal y como dicen los psicoanalistas, uno después de hacer terapia no necesariamente es más feliz, pero sí más realista. Esto tiene más que ver con la salud mental que el ideal de felicidad.
Os complacería tratar el tema del narcisista?
¡Hola! ¿de qué te gustaría que habláramos? ¿tienes alguna pregunta que te gustaría que resolviéramos?