Madrid. Paseo del Prado. Son las 22 horas de una noche de abril y me sorprende ver las calles llenas de gente, como hormigas. Unos sentados en terrazas que abarrotan las aceras y otros paseando. Nadie lleva chaqueta. Hay quien incluso se atreve con tirantes ¿Ha llegado el verano? Me siento como si estuviera en algún país tropical…
Floreciendo
En primavera ocurren a nuestro alrededor grandes cambios físicos. Hay una explosión de vida en la naturaleza: las plantas florecen y suele ser la estación reproductora para muchos animales. Aumenta la temperatura y los días se hacen más largos. A esto se asocian en nosotros cambios sociales (renovamos nuestro armario con ropa más ligera, cercanía del verano y las vacaciones, actividades al aire libre,…); alteraciones bruscas en el estado de ánimo que nos perturban; o trastornos como alergias por el aumento de polen en el ambiente.
Cómo nos afecta la primavera
A veces en primavera nos sentimos cansados, alterados, malhumorados o tristes
La primavera es una estación muy inestable climatológicamente. Un día podemos tener un sol maravilloso y superar los 25 grados de temperatura y al siguiente ser un desapacible día de lluvia y viento. Nuestro cuerpo detecta las variaciones bruscas de temperatura o presión atmosférica y le cuesta mucho regularse. Por eso el cambio suele costarnos esfuerzo y nos resistimos.
La primavera es una estación de transformaciones
Somos seres “de costumbres” o hábitos. Nuestro organismo funciona con un reloj interno que es como el termostato que regula la temperatura de una casa o el programador de un riego automático que lo pone en funcionamiento siempre a la misma hora.
El organismo debe adaptarse fisiológicamente a las modificaciones que se producen en el ambiente con la nueva estación. Por las variaciones de temperatura-humedad y presión atmosférica podemos llegar a sentirnos hinchados o sufrir cierta retención de líquidos.
Con la llegada de la primavera realizamos un cambio horario, habitualmente al iniciarse el último domingo de marzo. El reloj se adelanta (a las 2 de la madrugada pasan a ser las 3) ,perdiendo una hora de sueño, que nuestro cuerpo tarda un tiempo en recuperar.
¿Por qué me siento mal en primavera?
Hay quien tiene tristeza, ansiedad o malestar en primavera. Esto puede agravarse si me siento culpable porque estoy apesadumbrado, en lugar de disfrutar si tengo la oportunidad de estar en una terraza con mis amigos o haciendo deporte al aire libre.
Es normal que en primavera podamos sufrir alteraciones del sueño y/o del apetito, irritabilidad, encontrarnos deprimidos o por el contrario eufóricos, incluso oscilaciones bruscas entre estos estados diferentes. También sentirnos alterados a nivel fisiológico y hormonal (inhibición sexual o mayor deseo). Es frecuente que durante un tiempo se alteren los biorritmos (nuestros ciclos biológicos rítmicos)
Nos sentimos “revueltos” en primavera, porque nuestro organismo se está re-ajustando al cambio de estación
Astenia primaveral
El término astenia proviene del griego y significa “carecer” de “fuerza” o “poder”. Se caracteriza por una sensación generalizada de cansancio, fatiga, debilidad física y psíquica.
En sí misma la astenia no es una patología, hay médicos que incluso consideran que no existe. Más bien son síntomas (somnolencia diurna, desmotivación, dificultad de concentración, aturdimiento, falta de apetito,…) que aparecen en primavera porque nuestro organismo se está adaptando a la nueva estación. La astenia también puede deberse a otras causas como una anemia, al efecto de un medicamento o asociada a diferentes enfermedades.
Hay quien siente la astenia primaveral y hay quien no. Las personas somos diferentes, nos afectan las cosas y las manifestamos de forma variada: algunos más sensibles a los cambios de estación y nos cuesta más adaptarnos y otros menos. En cualquier caso, si la astenia aparece, puede empeorar trastornos como las alergias.
¡Dando la Bien-Venida a la primavera!
Beneficios de la primavera, una vez que nuestro cuerpo se adapta al cambio de estación:
- El aumento de los rayos de sol son la señal que indican al cuerpo disminuir la melatonina (hormona encargada de regular el sueño). Por ello a mayor luz, más energía y menos sueño.
- El cuerpo produce la vitamina D cuando la piel se expone directamente al sol. Esta vitamina es importante porque nos ayuda a absorber el calcio. Estamos más horas en la calle y más expuestos a la luz del sol, aunque debemos hacerlo con precaución porque pueden ser peligrosos los primeros rayos de sol para nuestra piel (que todavía no está preparada ni habituada por la falta de bronceado).
- El sol estimula las ganas de hacer ejercicio.
- Podemos realizar actividades al aire libre y eso nos produce bienestar, mejorando nuestra salud emocional.
- Por diversos cambios hormonales, estamos más receptivos al amor durante esta época del año.
Cómo puedo adaptarme a la primavera, de la mejor manera posible:
Mantener unos hábitos de vida saludables contribuye a que nuestro cuerpo se “re-coloque”, ajustándose. Aunque el buen tiempo anime a modificar ciertos hábitos, como acostarnos más tarde, se aconseja llevar un horario regular de sueño y de comidas. Para adaptarnos al calor, no dejarse llevar por la apatía y fomentar actividades suaves que motiven, estimulen y ejercicio moderado.
Es recomendable empezar el día con un buen desayuno y acabarlo con una cena ligera.
Y para celebrar la primavera, recargándonos de energía, qué mejor que una canción llena de optimismo:
Los Delinqüentes- “La Primavera Trompetera”
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