Abrirse al mundo reconociendo la propia identidad sexual es una elección importante que puede resultar difícil para algunas personas.
Esta elección puede traer consecuencias dolorosas y por miedo a sufrirlas muchos se esconden y prefieren salvaguardar lo que tienen.
Perder a gente que te quiere, ser rechazado, no ser comprendido, sentirse excluido, defraudar a los demás, ser atacado, etc., son los miedos más habituales, y son completamente válidos porque pueden suceder.
Tomar la decisión
Armarse de valor no es tarea fácil y hay que tener en cuenta que una vez nos abramos al mundo, todos estos miedos pueden materializarse y hemos de estar preparados para mirarlos y atravesarlos.
Hay que tener encuenta las consecuencias posibles y sentir que estamos preparados para enfrentarlas. Si salir del armario surge por una obligación externa, como una petición de la pareja, y nos exponemos desde ahí, puede ser muy doloroso y es posible que no podamos hacernos cargo después de lo que pueda venir ya que no ha sido una decisión que nazca del propio deseo, sino del deber.
Cómo empezar a abrirse
Siempre ayuda comenzar por una persona de confianza. Un buen amigo, por ejemplo. Lo importante es que sea alguien en quien podamos confiar y con quien sintamos que estamos seguros y que no va a juzgarnos ni traicionarnos.
Al ponerlo en voz alta por primera vez probablemente sientas una sensación de ligereza. Como si te quitaras un peso de encima. Ese peso es como una máscara que cae para dejar paso a la verdadera identidad que se encuentra detrás.
El momento en que lo expresamos refleja que tomamos nuestro lugar, nos colocamos en nuestro sitio, es un paso de madurez.
Cada persona tenemos nuestra manera de hacer y nuestro ritmo. Sólo nosotros conocemos a nuestra familia, nuestro entorno y las consecuencias posibles. Por tanto es importante ir dando pasos a la velocidad con la que nos sintamos seguros. No hemos de resolver en un sólo día. A veces el proceso dura años. Ten paciencia contigo mismo y date tiempo.
¿Qué ocurre cuando no asumo mi identidad sexual?
No asumir la homosexualidad, omitir quién eres o incluso fingir sobre tu identidad, son maneras de mantenerse en un lugar de confort y seguridad. Pero en el fondo, esta seguridad no tiene una base sólida, y tarde o temprano caerá por su propio peso.
Sostenerse en este lugar normalmente puede acarrear problemas de disociación, estrés, ansiedad, depresión, dificultad en la toma de decisiones y perspectivas de futuro inciertas.
Por ello “salir del armario” es un acto de reafirmación. De darte el valor y ser verdadero con quién eres y lo que deseas. Abriéndote al mundo te das el derecho a ser, te das el permiso de vivir tu vida de forma honesta sin fingir ser lo que socialmente está mejor aceptado.
Es un acto de amor hacia tí mismo. Y ese es el mayor regalo que puedes darte, a pesar de que atravesar el umbral te haga mirar a la cara a todos tus miedos.
Lo importante es que por fin podrás ser completamente tú mismo.
[contacta] Salir del armario: Asumir la homosexualidad [/contacta]
- Actor y vocación: el acompañamiento del terapeuta - 10/04/2017
- Respiración: un apoyo para la toma de conciencia - 13/03/2017
- Imagen y el peligro de hacer dieta - 13/02/2017