Es muy común al inicio de un nuevo año hablar de los nuevos propósitos y demás. Pero si hablo de mi experiencia personal, para mí, siempre ha sido en septiembre cuando llegaba “la vuelta al cole”, que realmente sentía que el año empezaba.
¿Por qué muchas personas sentimos que el año empieza en septiembre?
Septiembre puede ser un momento de renovación, similar al inicio de un nuevo año. Y aunque no es el comienzo del año técnicamente, muchas personas consideramos septiembre como el verdadero inicio de año. Algunos de esos motivos podrían ser:
- El inicio del ciclo escolar: Por lo que tiene sentido que se perciba este mes como un inicio de la rutina, que de nuevo vuelve a empezar.
- Fin del verano: Septiembre (al menos en el hemisferio norte) significa el final del verano y la vuelta a la rutina después de las vacaciones. Las personas podemos sentirnos inspiradas a establecer nuevos objetivos después de un período de descanso.
- Nuevas oportunidades: Septiembre a menudo trae nuevas oportunidades laborales, educativas y personales. Esto puede inspirar a las personas a establecer metas relacionadas con el crecimiento personal y profesional.
- Reflexión post-verano: Después de las vacaciones de verano, algunas personas nos sentimos motivadas a reflexionar sobre sus logros hasta el momento y a planificar nuevas metas para el resto del año.
Aunque septiembre no nos marque el inicio del año nuevo, por estas razones, tiene sentido que muchas personas lo veamos como el verdadero inicio del año.
Seamos realistas con los nuevos propósitos
Los propósitos de año nuevo son metas que nos proponemos al inicio del año que empieza. Con el inicio de septiembre pasa algo similar. Estos propósitos suelen ser expresiones de deseos de mejorar en diferentes aspectos de la vida.
A veces, desde una buena intención, podemos sobrecargarnos demasiado, bien con muchos propósitos de inicio de curso, o bien con que estos tienen el listón muy alto o son directamente inalcanzables. A menudo, los propósitos de año nuevo están impulsados por la emoción y la motivación que viene con el inicio de un nuevo ciclo. Sin embargo, esta motivación puede disminuir con el tiempo.
Es importante establecer propósitos que sean específicos y realistas. Los objetivos vagos o demasiado ambiciosos pueden llevar a la frustración. Es útil definir metas concretas y medibles. Además, el cambio lleva tiempo y no siempre es lineal. Es importante ser paciente con uno mismo y comprender que habrá altibajos en el proceso.
Comenzar terapia como parte de los nuevos propósitos
Uno de los meses, junto con el de enero, de mayor demanda de terapia suele ser septiembre, seguramente por todo lo que he expuesto hasta ahora. El cambio de ritmo, de estación y de rutina son factores que seguro ayudan a las personas a plantearnos nuevos horizontes y cambios en nuestras vidas. La psicoterapia puede ser uno de los puntos de apoyo para ello.
A veces, a la vuelta del verano venimos de vivir situaciones de crisis, como problemas o ruptura con la pareja, problemas laborales, relacionales o de cualquier tipo.
Recuerda que no hay un momento “incorrecto” para buscar apoyo en la psicoterapia. Si sientes que estás lidiando con desafíos emocionales, psicológicos o situacionales, el momento adecuado para comenzar es cuando te sientas preparado y dispuesto a hacerlo. En Concienciarte podemos trabajar contigo para abordar tus necesidades y objetivos específicos.
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