Pocas obras me parecen tan acertadas como ésta para radiografiar la realidad actual. Sonríe o muere es una obra que denuncia la tiranía de la sonrisa y el pensamiento “positivo” como forma contemporánea de control social.
Sonríe o muere
Barbara Ehrenreich, bióloga y doctora en inmunología, y también escritora experimentada y activista, parte desde su vivencia como enferma de cáncer de mama. Nos cuenta cómo vivió su experiencia mientras estuvo en tratamiento, descubriendo todo un despliegue de “positivismo”, mientras apenas existía espacio para expresar emociones, como la rabia, miedo o tristeza, que no estaban bien vistas en el entorno de las afectadas. Y es que el discurso hegemónico con el que se topó no era sólo ver la enfermedad como una oportunidad, sino que se encontró con el verdadero motivo que subyacía a toda esa positividad exagerada:
Aprendí luego que había una razón médica urgente para enfrentarse al cáncer con una sonrisa: la “actitud positiva”, se supone, es fundamental para recuperarse.
Ehrenreich nos demuestra con datos empíricos que una actitud forzadamente positiva no siempre es condición relevante para curarse. Nos habla, no sólo de la creencia infundada de que uno puede generarse una enfermedad con sólo tener pensamientos negativos. Sino también que si uno no se cura es porque quizás “no se está siendo lo bastante positivo.”
Sonríe o muere es implacable con la premisa mágica de que con pensamiento positivo (la mente sobre la materia) podemos controlarlo todo. Se muestra especialmente crítica con el súper ventas El secreto de Rhonda Byrne. La idea principal del libro de Byrne es la Ley de la Atracción: “si eres positivo, entonces todo te irá bien, y si no te va bien, algo mal estarás haciendo“. Cuando el único factor de que nos vaya bien o mal somos nosotros mismos, los factores sociales, estructurales y económicos, parece que no tienen mucha importancia.
A lo largo de sus capítulos, Sonríe o muere nos traza un interesante recorrido. Desde contarnos los orígenes calvinistas de este pensamiento (donde se pasó de expiar los pecados a expiar los pensamientos negativos) , pasando por la contaminación de esta filosofía en las diferentes esferas sociales, religiosas, académicas y económicas de los EE.UU. Y un apunte interesante. Para Ehrenreich, el origen de la crisis financiera global surgida en 2008 parte de la irracionalidad “positiva”, que no evaluaba riesgos y miraba para otro lado, mientras sus máximos dirigentes vivían a todo tren. Aquellos que avisaban con realismo del posible colapso eran tachados de “negativos”, y por tanto silenciados o apartados.
Las sombras del optimismo
La filosofía del optimismo tiene muchas más sombras de las que pueden verse a simple vista. Parte de la premisa de que hay “buenas” y “malas” emociones. Pero en realidad toda emoción es adaptativa (por algo las tenemos). Lo patológico es querer agarrarnos a cualquiera de ellas sin darle espacio a las demás. Como cuenta Sonríe o muere, tan enfermizo es aferrarse a emociones y pensamientos tremendistas como a lo contrario, pues en ambos casos no podemos ver la vida con realismo.
El pensamiento positivo es claramente negacionista, no acepta lo que hay, sino que busca un punto de vista forzado y sesgado sobre la vida. Es también implicitamente culpabilizador, ya que obvia a conciencia todos los demás factores que no sean internos y que median sobre el éxito o fracaso personal, llegando uno a plantearse que si uno está enfermo o no ha conseguido el suficiente estatus es porque quizás no fue lo suficientemente positivo.
Y aunque fuera verdad que existe una causalidad entre los pensamientos positivos y el éxito, la mala (o buena) noticia es que las emociones positivas no pueden autoimponerse, por mucho que nos queramos convencer. Si nos forzamos a ser positivos, lo único que conseguiremos es censurar y tapar la expresión de emociones mal llamadas negativas. En realidad éstas ya están ahí, solo que no les damos espacio para que salgan y se expresen. Para poder vivir una vida lo más plena posible, más vale que le demos espacio a la emoción que sintamos acorde a nuestras circunstancias del momento.
Y para terminar esta reflexión, quisiera cerrar con un párrafo de mi admirado Jeff Foster:
He conocido a muchos buscadores espirituales que han adoptado creencias del movimiento Nueva Era que dicen que, si enfermaron, fue por no ser lo bastante positivos, por haberse provocado secretamente a sí mismos la enfermedad, o por no haber realizado sus prácticas espirituales debidamente o no haber seguido al pie de la letra las enseñanzas de su gurú. [···] Quizá inventemos todos estos cuentos porque no queremos afrontar la verdad: que la vida escapa a nuestro control. Quizá sea más fácil inventar un cuento que explique por qué no tenemos control sobre la vida que afrontar la verdad. La más profunda aceptación.
Sonríe o muere. La trampa del pensamiento positivo. Autora: Barbara Ehrenreich. Editorial: Turner Publicaciones. Año: 2009
- Septiembre, ¿el verdadero año nuevo? - 29/08/2023
- ¿Debería todo el mundo ir a terapia? - 05/08/2023
- El efecto Pigmalión - 09/06/2023