¿Qué es el duelo?
Con la finalidad de que podamos hablar de la terapia de duelo, primeramente es necesario entender en qué consiste dicho proceso para el ser humano.
El duelo es un proceso natural y universal de adaptación ante pérdidas diversas (muerte de seres queridos, relaciones, trabajo, lugares, etc.) que resulta ser más intenso cuánto mayor es la vinculación o apego con lo perdido. Puede durar entre dos meses y dos años aproximadamente cuando cursa de manera sana y consta de cinco fases que han de tenerse en cuenta durante el tratamiento del duelo:
- Negación: Reacción defensiva que permite amortiguar el dolor. La persona se encuentra en estado de shock.
- Ira: La persona por fin reacciona. Está irritable y emite críticas constantes. La rabia se desplaza a otros seres humanos y situaciones, incluso de manera injusta.
- Negociación: Diversos intentos sin éxito de hacer frente a la pérdida y no caer en la tristeza. Se intenta revocar la situación negociando. Aparecen pensamientos de tipo “y si “. Por ejemplo: “si me hubiera comportado de un modo distinto no me habría dejado”, o “si le hubiera llevado con el coche no habría muerto”.
- Tristeza: Se contacta con el dolor y el sufrimiento, es importante atravesar estas emociones sin resistencias y expresarlas.
- Aceptación: No se trata de resignación, puesto que la persona ya no reacciona visceralmente, sino de estar en paz con la pérdida. Se generan nuevos vínculos.
Las etapas no siempre son sucesivas, sino que se solapan e intercambian, yendo hacia delante y hacia atrás en el proceso hasta que finalmente el duelo se atraviesa.
Duelo y depresión
Es importante diferenciar el duelo de la depresión. El primero es el resultado natural de una pérdida, requiere tiempo y para atravesarlo en necesario atravesar cada una de sus fases. Es un proceso, que si puede cursar con normalidad, está en movimiento. Aunque en ocasiones nos sintamos estancados.
Atravesar un duelo significa poder dolerse el tiempo que sea necesario.
La depresión sin embargo no tiene que ver tanto con el dolor, sino con el sufrimiento. Es un estado emocional en el que la persona se sume y se estanca.
Es posible sin embargo, que el duelo se enquiste, y en este caso pueden confundirse ya que tienen una sintomatología similar. Sin embargo, para hablar de depresión es necesario descartar la pérdida.
¿Qué es el duelo patológico?
Hablamos de duelo patológico si se produce un bloqueo en la elaboración, y la persona siente que no puede, ni en ocasiones quiere, avanzar. La resistencia al dolor producido por la pérdida no hace mas que intensificar el sufrimiento. Aquí ya no estaríamos hablando del proceso natural y necesario tras una pérdida sino que estamos dando un paso más allá. Ya no se trataría de un proceso orgánico y en movimiento, de dolor necesario, sino de estancamiento y sufrimiento.
¿Qué aporta la terapia de duelo?
En un duelo hay dos momentos que son imprescindibles para atravesar la experiencia: momentos de evitación del dolor con distracciones varias, y momentos de sentir el dolor de la pérdida.
Es muy importante que la persona terapeuta esté conectada con la persona doliente y sepa en qué momento está. Aunque digo que son imprescindibles, no quiere decir que así sea en todos los casos: algunas personas en duelo están inmersas en el dolor de la pérdida y, otras, en la evitación del dolor.
En cualquier caso, la función terapéutica tiene que ir encaminada a validar y apoyar al doliente. Es importante respetar sus decisiones respecto a cómo quiere vivir su duelo y acompañarla para que lo pueda atravesar, a su ritmo.
No hay una única manera de vivir el duelo. Poner atención a lo que cada doliente en la sesión presenta como “figura”, es la mejor manera de atravesar el duelo. Debemos escuchar lo que necesita y quiere.
¿Quién decide y qué significa “rehacer la vida”?
Cuando pasa el tiempo, sucede que las personas cercanas “deciden” que ya ha pasado suficiente tiempo y que, por lo tanto, la persona en duelo tiene que pasar página, y “rehacer su vida”, como se les dice muy a menudo.
En ese momento toda persona en duelo experimenta un dolor añadido de soledad y de incomprensión; a veces también de culpa: no se siente capaz de “rehacer su vida” e incluso ni siquiera lo quiere.Siente culpa por molestar a los demás, por no querer o no poder olvidar.
Es el momento de mayor aislamiento. La función terapéutica o terapia de duelo cumple un papel primordial ya que precisamente, su tarea es la de apoyar, sostener y reafirmar lo que siente la doliente. De este modo, podremos contrarrestar los efectos perniciosos de su entorno. Quizá allí ya no son bien acogidas las expresiones de dolor, por lo que es importante generar un espacio de acogida y escucha.
El duelo no hay que superarlo, sino atravesarlo y aprender a convivir con la pérdida. Es decir, resignificar e integrar, que no es lo mismo que olvidar.
Terapia de duelo:
El tratamiento del duelo permite expresar los recuerdos, pensamientos, miedos, rabia, soledad y desolación; favoreciendo la elaboración de manera progresiva. Es importante cerrar aquellos asuntos inconclusos que no pudieron resolverse antes de la pérdida, e incluso diciendo aquéllas palabras que nunca fueron dichas (como si la persona que se ha ido estuviera aquí y ahora para escucharlas).
Con el tratamiento el alivio llega de forma gradual, hasta que finalmente se puede retomar la vida y generar nuevos apegos, vínculos y proyectos.
¿Qué significa “empatía” en la función terapéutica?
Este apoyo de la terapeuta se da desde la reciprocidad: la profesional ha hecho un recorrido personal por sus propias pérdidas, sean éstas muertes, separaciones o carencias afectivas de la infancia. Solo de esta manera el apoyo se da desde la empatía, desde poder ponerse en la piel de su clienta porque sabe de primera mano lo que es estar ahí.
Si esto ocurre, nos topamos con una feliz paradoja: siendo cada experiencia única y exclusiva, sin embargo, y al mismo tiempo, se convierte en una experiencia universal, donde las personas nos igualamos, nos conectamos.
En el mundo de las emociones no hay diferencias, sí las hay en el cómo, con quién, cuándo, y qué implicaciones tiene para cada una. Esto es lo que tiene que escuchar un buen acompañante para poder cumplir la función terapéutica.
¿Cuándo es recomendable la terapia de duelo?
En casos de duelo patológico (como hemos descrito anteriormente), pérdida ambigua o duelo no reconocido, es especialmente recomendable la terapia de duelo.
También en colectivos vulnerables como niños o ancianos. Igualmente con personas en situación de precariedad o con poca red, donde los recursos psicológicos pueden no ser suficientes para afrontar la situación.
Cada pérdida puede hacernos recordar procesos anteriores que hayan podido quedar sin resolver. Si anteriormente se han perdido vínculos con personas significativas, un nuevo duelo puede ser vivido con mucha intensidad.
Las rupturas de pareja igualmente pueden ser especialmente dolorosas, sobre todo cuando hay hijos de por medio, o ha habido infidelidades. Los asuntos pendientes pueden hacer que el duelo se enquiste y se prolongue en el tiempo sin poderse resolver.
En cualquier caso no es necesario atravesar un duelo en soledad, sea del tipo que sea. Nuestra condición de mamíferos y animales sociales nos hace buscar el refugio, confort y consuelo de la manada en momentos de pérdida.
Si crees que puedes estar necesitando acompañamiento no dudes en ponerte en contacto con nosotros. Ya bastante duro y difícil es atravesar el duelo, busca la red y el apoyo que necesites.
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