Aunque no nos demos cuenta, de manera automática, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, a lo largo de nuestro día, estamos constantemente llevando a cabo una toma de decisiones. Tomar una decisión, es un proceso el cual implica una elección entre dos o más opciones o formas para resolver una situación en la vida, ya sea a nivel personal, laboral, familiar, amistades, etc.
Durante la infancia, nuestros padres y/o cuidadores, toman por nosotros las principales decisiones sobre cosas que nos afectan directamente. A medida que comenzamos a tener autonomía e independencia, la acción de tomar decisiones es una responsabilidad que tenemos que asumir. Una de las primeras y más importantes decisiones que se nos presenta en la vida es la elección de la carrera profesional a seguir.
Para Stoner (2003) la toma de decisiones a nivel individual se caracteriza por el hecho de que la persona haga uso de su razonamiento y pensamiento para elegir una solución a un problema de manera autónoma, evaluando con ello diferentes alternativas de acción.
Suele vivirse con tensión ante el temor que conlleva el miedo a equivocarse y a la inseguridad que genera la incertidumbre de la elección, saliendo con ello, de nuestra zona de confort. En este sentido, se pueden presentar diferentes alternativas: ¿formación profesional? ¿carrera universitaria? ¿comenzar a trabajar? ¿aprender idiomas en otro país?…
toma tus decisiones en función de donde quieres llegar, no en base a donde te encuentras” James Arthur Ray
¿Cuáles son los diferentes estilos personales a la hora de tomar decisiones?
- Estilo impulsivo, el cual se caracteriza por la toma de decisiones de una manera rápida, poco reflexiva. Ejemplo de ello es la compra de objetos que no son necesarios.
- Estilo dependiente, en el que se da preferencia a la opinión de los demás frente a los deseos y necesidades propias. Ejemplo de ello sería la elección de un futuro profesional teniendo en cuenta las salidas profesionales y no las características personales: “continuaré con el negocio familiar, aunque realmente lo que me gusta y en lo que soy bueno es en…”
- Estilo racional, caracterizado por la excesiva búsqueda, análisis y valoración de información antes de tomar una decisión. Como ejemplo: “me gusta la psicología, pero tiene pocas salidas profesionales, es una formación cara, si la curso, ya no podré irme de vacaciones. No quiero quedarme sin vacaciones, además…
Así mismo, existen aspectos personales tales como la autoestima, intolerancia a la incertidumbre y dificultad en llevar una acción que nos determinan a la hora de tomar una decisión.
¿Qué factores hay que tener en cuenta en la toma de decisiones?
Piensa en los objetivos, para ello es importante tener en cuenta lo que quieres, lo que deseas, si no conoces a dónde vas, es difícil que llegues.
Como ejemplo a destacar un fragmento de Alicia en el País de las Maravillas:
(…)
– Minino de Cheshire, ¿podrías decirme, por favor, ¿qué camino debo seguir para salir de aquí?
– Eso depende en gran parte del sitio al que quieras llegar —dijo el Gato.
– No me importa mucho dónde… — dijo Alicia.
– Entonces no importa el camino que tomes —dijo el Gato.
– … siempre que llegue a alguna parte —añadió Alicia como explicación.
Lo importante en la decisión es tener en cuenta la razón y la emoción, no acertar. Hay que tener presente que se puede fallar en la toma de decisión correcta y acertar habiendo tomado la errónea.
Dentro de las diferentes alternativas de elección, se realista. Plantea las soluciones de forma real, teniendo en cuenta objetivos y alternativas que puedas llevar a cabo.
Y en Terapia ¿en qué trabajamos para llevar a cabo una adecuada toma de decisiones?
Si te encuentras en un momento personal en que sientes o has de tomar una decisión respecto a tu futuro profesional, en terapia, trabajaremos para clarificar aspectos que permitan que:
- No te autoengañes, dejando de lado ideas preconcebidas, para dejar de hacer las cosas por costumbre “siempre lo he hecho así”.
- Apoyo en la discriminación de la información para lograr identificar aquella que es de valor para ti.
- Aceptar la incertidumbre, aceptando la responsabilidad de que en toda toma de decisiones se pierde y gana en algún aspecto y con ello aprender a valorar los riesgos tomados.
- Poner en marcha la creatividad generando diferentes alternativas para llegar a la que más se ajuste a tu objetivo, deseo y necesidad.
- Tomar acción con respecto a la decisión tomada, decidir y hacerlo, no procrastinando.
- Trabajar en el autoconocimiento, identificando las emociones, miedos e inseguridades que puedan despertarse ante la acción a llevar a cabo.
En definitiva, en terapia, trabajaremos para que exista una coherencia entre lo que piensas, sientes y haces, afianzando y haciéndote responsable de los cambios que se presentarán con la toma de decisión llevada a cabo y aceptando la opción tomada.
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