Tratamiento de la infidelidad. Enfoque terapéutico
Cuando se despiertan las inseguridades y se teme que pueda haber ocurrido una infidelidad, o incluso ésta ya ha sido llevada a cabo, se despiertan innumerables preguntas. A continuación intento dar respuesta a alguna de ellas.
Partimos de que la infidelidad ha de ser considerada en el seno del acuerdo que tenga la pareja en cuestión, dado que no todas las parejas sellan acuerdos monogámicos.
Punto de vista del trauma de la traición en el tratamiento de la infidelidad:
Existen teóricos que trabajan con los efectos traumáticos que genera la infidelidad, etiquetándola como traición, y dejando entrever una perspectiva de víctima-villano. Se considera la infidelidad desde el punto de vista de los valores tratándola como una violación de la confianza, una traición al acuerdo establecido y a la relación, una inmoralidad y un comportamiento anormal. Desde aquí se trabaja con el impacto sobre la persona traicionada: la rabia, la desconfianza, el miedo, etc. Intentando que el miembro de la pareja que ha traicionado compense de alguna manera el daño. La persona que comete la infidelidad es la que tiene el problema, y la honestidad es el valor central, considerándose la intimidad como transparencia absoluta. La confesión de la infidelidad, la finalización de la relación paralela y la reparación del daño es el único camino para que la pareja pueda reconstruirse. (“Mentiras privadas: infidelidad y traición de la intimidad”. Pittman, 1989).
Punto de vista integrativo en el tratamiento de la infidelidad:
Michele ha criticado lo anterior, puesto que considera que dicho enfoque deja al margen muchos factores relevantes para comprender la infidelidad y para poder ayudar terapéuticamente a la pareja: no se da cabida a las complejidades y contradicciones humanas, no tiene en cuenta las particularidades y singularidades de cada pareja, no se considera la posibilidad de que la persona traicionada pueda tener alguna responsabilidad en lo ocurrido, ni se empatiza con la situación de la persona que ha cometido la infidelidad.
Ella y otros autores ( como Emily Brown, 1999) tienen en cuenta el anterior enfoque y lo enriquecen viendo la infidelidad como un síntoma de que algo va mal en la pareja y no meramente como algo que va mal en el miembro infiel, además consideran que la monogamia es un acuerdo al que se llega más allá del ideal religioso o cultural de cómo debe ser la relación. De este modo se alejan de las perspectivas moralistas y se abren a una visión más comprensiva e integradora, que aborda la amplia gama de matices y complejidades que subyacen a las infidelidades.
¿A qué se deben las infidelidades?
Emily Brown describe categorías de affairs a las que subyacen distintos mensajes de qué es lo que va mal en la relación: evitar la intimidad, conflictos de evasión, adicción sexual, infidelidad para terminar la relación, etc. Ella considera que existen motivaciones profundas en la infidelidad que tienen mucho más peso que la búsqueda de sexo: miedos, ira, vacío, búsqueda personal, anhelos de vida y crecimiento, hastío.
Como expresa la propia Michele: todos estamos de acuerdo en que la infidelidad envuelve en ella el halo de la traición, sin embargo podemos decir que no se trata únicamente de traición: va más allá y engloba aspectos profundos que conciernen a ambos miembros de la pareja.
La infidelidad tiene que ver con el “anhelo” (Weil, 2003): conexión emocional, intimidad, seguridad, autodescubrimiento, novedad, libertad, recuperar partes perdidas de uno mismo, vitalidad, autoestima, autoconocimiento, aprendizaje, o incluso tratarse de un proceso de autoindividualización. También pueden conllevar una manera de contrarrestar la desilusión, el vacío, la frialdad, o estar vinculado con fantasías, ilusiones, rabia, venganza. El engaño es el alto precio que se paga por cometer la infidelidad, pero raramente la traición es la principal motivación.
Las personas son infieles por una variedad de razones (Lusterman, 1998): algunas veces la razón está enterrada en el lejano pasado de la familia de origen y a patrones que se repiten debido a heridas que se arrastran de historias anteriores, otras está relacionada con creencias sobre el sexo opuesto, con sentirse vulnerable en algún momento del ciclo vital de la pareja (por ejemplo el síndrome del nido vacío, la llegada de un hijo, o la pérdida de un familiar), también con creencias sobre supuestos privilegios sociales del hombre: soy un hombre por tanto tengo derecho.
Algunos autores también hablan de relaciones trianguladas o trípodes en las que el/la amante apoya y permite que la pareja pueda continuar unida. Los tres generan un equilibrio estable, sin dicho amante la pareja se rompería, pero sin el miembro fiel los amantes tampoco se podrían consolidar como pareja.
También la infidelidad está relacionada con la confusión sobre la orientación sexual, las adicciones o la lucha de poder entre los miembros de la pareja.
He hablado en otro artículo sobre la pareja cómplice: arreglo de relación monogámica en la que hay poco espacio para ser un individuo, para la intimidad y para el enriquecimiento fruto del intercambio con otros seres humanos y situaciones, más allá del compañero sentimental. En estas relaciones no existe una renovación del deseo, la novedad, la seducción; además se coloca una expectativa muy alta de que el compañero debe llenarnos a todos los niveles, lo cual provoca mucha frustración y decepción. Todo ello unido al hecho de que el deseo sexual tiende a decaer con el tiempo, conlleva a un mayor riesgo de que se produzca la infidelidad.
¿Cómo se aborda la confesión de la infidelidad?
Michele considera que la revelación de la infidelidad es un asunto que solamente puede decidir la persona que ha cometido la infidelidad, y enfatiza que desde el acuerdo de confidencialidad se puede continuar trabajando con la pareja para que salga adelante. Ella habla de precaución sobre la confesión de la infidelidad y recuerda que limpiar la culpa confesando, en algunos casos repercute en un daño aun mayor para el miembro de la pareja que no ha cometido la infidelidad (dolor, autoestima, confianza, etc…). El terapeuta ha de tener en cuenta que cada pareja es un universo con sus propias leyes, y desde este punto apoyarles para que sanen sus conflictos. Se entiende que ambos miembros se encuentran en una situación complicada: elecciones difíciles, culpa, emociones ambiguas, etc. y que lo que es bueno para una pareja puede no serlo para otra. Para unas la verdad puede tener adversas y contraproducentes consecuencias, mientras que para otras ser el único camino: es aquí donde entra el criterio profesional. Si bien podemos decir que la honestidad sería el ingrediente ideal para la intimidad, es preciso considerar que en algunas ocasiones fracasa y carga a la pareja con un extra de dificultades que les aleja del objetivo principal: continuar juntos de una manera sana habiendo resuelto los problemas de base.
¿Cómo se supera la infidelidad?
Desde la terapia sistémica las infidelidades se abordan, no como un problema de la persona infiel, ni de la persona víctima de la infidelidad. No se trata de un asunto sobre buenos y malos, sobre víctimas y perpetradores. Sino que es un tema que concierne a la pareja y como tal responde al modo en que se relacionan entre sí ambos miembros: cómo se articulan sus vulnerabilidades y defensas en círculos viciosos y destructivos que conducen a la infidelidad.
Es importante enfocarse en cómo funcionan los dos por separado y cómo se relaciona la pareja, colocando entre paréntesis la infidelidad. Entender qué patrones individuales se encuentran envueltos en la situación, es fundamental para el tratamiento de la infidelidad. Del mismo modo hay que descubrir cómo estos se encajan entre sí desencadenando mecanismos que hieren a la pareja.
Además de la compresión de qué es lo que ha pasado, cómo ha pasado, y para qué (puesto que toda conducta humana tiene una función), coincido con muchos autores en que el trabajo con el perdón es fundamental para soltar lo ocurrido y continuar hacia adelante, especialmente en el caso de las infidelidades.
Pedir perdón consistiría en: reconocer que lo que hizo hizo daño al otro, sentir de verdad el dolor del otro, analizar la propia conducta, definir un plan de acción para que no vuelva a ocurrir, comprometerse con reconstruir la pareja y restituir el daño causado.
Perdonar consistiría en: reconocer el daño sufrido, elegir la opción de perdonar, trabajo con el sufrimiento producido por la infidelidad y con la rabia, establecer estrategias para autoprotegerse, y expresar explícitamente el perdón.
¿Deben romperse las relaciones cuando la infidelidad ocurre?
De todo lo anterior se deriva que cada pareja es un mundo, y que si ambos miembros desean continuar unidos, puede existir un camino para ello. En última instancia esta es una decisión personal, que si se toma de manera consciente comprendiendo qué es lo que ha ocurrido, genera enriquecimiento individual más allá del dolor o incluso de que la pareja continúe unida o no.
Es preciso considerar que la redefinición y renovación de la relación puede venir como consecuencia de una infidelidad, y llevar a sus miembros a un espacio de mayor comprensión y satisfacción mutua. El luchar juntos por seguir unidos estrecha los vínculos y conduce a la intimidad.
Os aconsejo echar un ojo en el siguiente artículo para profundizar en cómo se lleva a cabo la terapia: http://www.psicoterapeutas.com/terapia_de_pareja/infidelidad.html
Gracias por tus palabras Irene.
Comprendo tu punto de vista, las infidelidades no son asuntos simples, deseables, ni fáciles de digerir. Realmente dejan una profunda herida en la relación, mucho resentimiento, rabia, incomprensión.. y sin duda en muchos casos una gran grieta en la confianza de la persona que ha sido “traicionada”…no solamente con respecto a la relación actual, sino con respecto a los hombres en general (en tu caso), al ser humano, o incluso almundo. Sanar esta herida puede llegar a ser muy laborioso, y tomar mucho tiempo.
No obstante también entiendo que algunas parejas quieran permanecer unidas una vez descubierta la infidelidad, sin encontrar, pese a intentarlo, el modo de sanar lo ocurrido. Restaurar la confianza, perdonar, construir nuevas maneras de estar en la relación que nutran a ambos, volver a sentirse seguros…es un reto importante, aunque no imposible.
¡Un saludo!
Sé q cada pareja es un mundo y q muchas veces la persona infiel se arrepiente, pero yo pienso q si llegas al punto de poder ver a otra persona “atractiva sexualmente” o simplemente, q piensas demasiado en otra persona… es q algo no va bien en tu relación… Por eso creo q las infidelidades se podrían evitar, porq cuando ves q algo ya no funciona o bien se intenta mejorar si es lo q quieres hacer (seguir con esa persona) o se deja la relación. A mi me parece q es una falta de respeto a la confianza q tiene tu pareja en ti, y por ello lo dejaría antes de ser infiel. Por otro lado, si en un momento de locura, o de confusión, o yo q sé q te puede pasar para hacerlo… ocurriera esto, no sé cómo alguien puede volver a mirar a su pareja a la cara igual… Yo pienso q no podría ser capaz de mirarlo de la misma forma, me sentiría culpable y sentiría q lo estoy engañando. En definitiva creo q no podría guardarme en secreto algo así, y si fuera al contrario, me gustaría q me lo contaran… Así tendré la oportunidad YO de decidir si quiero o no continuar con mi pareja, aunque no sé si podría ser igual porq pienso q siempre habría cierta desconfianza q haría q la pareja no estuviera bien del todo