Dicen que hay un lugar donde esperan las almas de todos los niños y niñas que todavía no han nacido, un lugar desde donde nos observan a los adultos, cómo vivimos en el mundo. Dicen que, desde donde nos miran, eligen a los que serán sus padres. Y así se vinculan con lazos invisibles de por vida. Y cuando la elección está hecha bajan a la tierra para emprender el camino de aprendizaje, que nos encontramos en este mundo.
Guía de viaje. De una mujer que se sorprende… a una mujer que espera
Nos embarcamos juntas, hace ya casi más de 4 años, en un viaje que nos ha llevado por diferentes lugares compartiendo nuevas experiencias. Donde hemos conocido personas maravillosas, despedidas, bailado y gritado a la Vida, llorado y reído… Soy distinta a la que empezó la marcha junto a ti y al resto de compañeras. Llevamos polvo del camino sobre la ropa (algunos tránsitos son difíciles al principio) y me siento distinta, me veo distinta, he crecido en tu compañía y aprendido de ti. Ahora inicias tú un camino que durará toda la vida. Con tu maternidad, dejarás una parte de ti en el mundo. Una parte que será preciosa y maravillosa, sin duda.
Quiero hacerte un regalo. Es una maleta. Una de esas de supervivencia que nos llevaríamos para ir ligeras de equipaje pero a la vez donde depositamos todo lo imprescindible y necesario para nuestro viaje.
¿Qué te pondré en esta maleta?:
Un libro: para que nunca dejes de soñar, porque los libros nos transportan a lugares maravillosos sin movernos de casa.
Una pelota : para que siempre que quieras puedas volver a ser niña de nuevo. Los juguetes son mágicos, y nos enseñan que a veces la vida es solo un juego.
Un mapa: para que, si te sientes angustiada y superada, puedas recordar que los bebes no vienen con el pan, ni con el libro de instrucciones, bajo el brazo. Y que esto de ser madre se va descubriendo poquito a poco, unas veces con alegría y otras con ganas de tirar la toalla. Un mapa es solo un croquis, un apoyo, una guía, … y tu escribirás día a día tu propia Historia .
Una brújula: a veces no sé si estoy mirando el mapa del derecho o al revés, y muchas veces me siento desorientada en la vida. Ahí es cuando mis emociones pueden ser la brújula. Sigue tu corazón.
Un catalejo: si de pronto dejas de ver el horizonte, y no sabes hacia dónde dirigir tus pasos. Para que puedas ver de cerca objetos lejanos.
Una cuerda: para que cuando sientas que el suelo desaparece bajo tus pies, puedas amarrarte fuerte, sujetarte y aguantar hasta que amaine la tormenta.
Una flauta: para que puedas llamarme cuando te sientas sola, angustiada o necesites una voz que te apoye o unas manos que te abracen.
Una llave maestra : para que la niña que llega a este mundo sea una mujer libre y ella decida. Para que pueda abrir las cadenas y candados que encuentre en su vida.
Un espejo: cuando te preguntes “¿por qué?”, cuando estés cansada y las fuerzas te fallen, quizá triste o enfadada … para que puedas mirarte y recordar que todo lo que necesitas saber para este viaje, lo tienes dentro de ti.
Frutos secos y una manta: para que siempre tengas un espacio, un lugar de descanso y nutrición, de tu cuerpo y de tu alma. Porque el camino con una niña en los brazos en ocasiones será agotador.
Un botiquín : para curar las ampollas de los pies por la dureza del camino. Para aliviar el cuerpo y el corazón herido.
Y cerrando la male
ta, un poema desde mi corazón:
“De todo, quedaron tres cosas: la certeza de que estaba siempre comenzando, la certeza de que había que seguir, y la certeza de que sería interrumpido antes de terminar.
Hacer de la interrupción un camino nuevo, hacer de la caída un paso de danza, del miedo una escalera, del sueño un puente, de la búsqueda … un encuentro”
(Fernando Pessoa)