Añadimos un nuevo capítulo dedicado al eneagrama, toca hoy traer a la palestra al eneatipo 4.
Contamos de nuevo con la colaboración de Mónica Alonso, quien nos aporta su poética (y muy gráfica) visión de este carácter:
“De pequeña era una niña solitaria, imaginativa. Le gustaba dibujar caballos con estilizadas melenas al viento. Y se imaginaba galopando sobre sus lomos mientras detrás de la puerta de su habitación de mariposa, sus padres no podían contener la ira. No la dejaban bajar a jugar al parque por miedo a enfermedades contagiosas, ni le permitían invitarse a cumpleaños de otras niñas de clase por miedo a desentonar. Y así creció en una nube de realidad y fantasía violeta.
Se sentía constantemente como la trapecista a punto de soltarse de la barra y saltar al vacío. Dudando de su habilidad y fuerza para agarrarse a la nueva barra que se balanceaba delante de sus narices.
Sobreprotegida por su abuela que le daba más cariño del que tenía y vigilada en exceso por un padre que se sobre-preocupaba por el futuro familiar. Compartía habitación con su hermano, ocho años mayor que ella, al que apenas veía por casa. Si tuviera una cama grande, grande para mi sola, me pasaría las noches saltando en ella, soñaba a menudo.
A veces le gustaba jugar con cerillas y apagarlas con las yemas de los dedos. Su hermano un día la pilló.
― ¿Qué estás haciendo?
―Me entreno para soportar el dolor―respondió ella triunfante. Diez años y muchos sueños rotos. [···]” Uknne Moon, A las cuatro en punto
Características de personalidad
La pasión del eneatipo 4 es la envidia. Ésta no siempre se manifiesta tan obvia pues lo principal es que nace de un fuerte sentimiento interno de carencia. Hay una comparación a la baja con el otro. Según la visión de este carácter, “el otro sabe más, tiene más, es más feliz que yo”.
Mientras que en el eneatipo 2 la autoimagen está inflada, el 4 tiene una autoimagen denigrada de sí, de no ser nunca lo suficiente, de no valer. En este carácter hay un desprecio más o menos inconsciente a la felicidad, ya que ésta se vive como algo banal. Es como si el dolor tuviera la capacidad de ennoblecer la vida. Desde ahí hay una tendencia en cultivar la infelicidad y el lado trágico de las cosas.
La emocionalidad y el amor
Son personas basicamente emocionales, de una emocionalidad conmovedora que les conecta con lo expresivo, artístico y sutil. Desde esa emocionalidad, combinada con el sentimiento de carencia existe un anhelo de que el amor les va a dar lo que no tienen. Se sienten medias naranjas que esperan a ser completadas. Hay una hermosa canción compuesta por una más que probable eneatipo 4 como Anohi que relata como es la esperanza de ser rescatada de su soledad por el amor:
Espero que haya alguien
que cuide de mí
cuando me muera. ¿Me iré?Espero que haya alguien
que libere mi corazón
cuando me encuentre cansada.Hay un fantasma en el horizonte
cuando me voy a dormir.
¿Cómo puedo dormir por las noches?
¿Cómo podría reposar mi cabeza?
Pero en esa necesidad de recibir amor hay una actitud a veces demandante donde la otra se siente desbordada. Entonces puede pasar que la profecía se cumple y es la del abandono. Éste es uno de los mayores temores en el 4, aunque inconscientemente actúa para que esto suceda, ya que les confirma lo conocido.
El narcisismo escondido y la insatisfacción
Detrás de la aparente auto-denigración hay una idea muy narcisista. Esa sensibilidad a flor de piel de algún modo les hace sentir incomprensión y también el sentimiento de ser especiales. Hay una ambigüedad en ese sentido de sufrir por no sentirse parte y a la vez tener un lugar de privilegio en no querer ser parte de nada.
La fijación cognitiva del eneatipo 4 es la insatisfacción que se conecta con el anhelo de algo que no se sabe muy bien lo que es. Así, las experiencias y vivencias positivas no se integran y no calan. Como si internamente hubiera un agujero que no terminara de llenarse.
Fenotipo y cultura
Las características corporales y psicológicas del eneatipo 4 guardan mucha relación con el caracter oral bioenergético. Según Juan José Albert en su libro Ternura y agresividad: “Su cara tiene una expresión infantilizada, acorde con el resto del desarrollo corporal; llamando la atención la expresión de sus ojos, generalmente grandes y bastante abiertos, y su facilidad para el llanto.” Respecto al cuerpo: “La estructura corporal se caracteriza por una desenergetización y una hipotonia muscular generalizada, resultando por lo general un cuerpo longilíneo, flácido y con tendencia a la fatiga fácil.”
Se suele asociar al eneatipo 4 con la etapa del Romanticismo, surgida en Europa a finales del S XVIII, que según la RAE “exalta la libertad creativa, la fantasía y los sentimientos.” Sin embargo hay un dicho tradicional del catolicismo que dice que la vida es un valle de lágrimas. Parece que esto encajaría mejor con el eneatipo y con el ideal cristiano (mal o bien entendido) de llegar al paraíso a través del dolor y sufrimiento. La iconografía que se expone en épocas como la Semana Santa nos muestran tallas de figuras dolientes que recuerdan ese mensaje.
Trascendiendo el carácter
Al eneatipo 4 le viene muy bien practicar la neutralidad y el desapego. La virtud esencial sería la ecuanimidad, ya que los acontecimientos vitales suelen vivirse con mucha intensidad, identificación y apego. Desde esta ecuanimidad les beneficia aprender a contentarse y a darse por satisfechos con quienes son.
El 4 empieza a sanar cuando experimenta la sencilla alegría de sentirse vivo. Desdramatizar y reírse de su drama es también una buena práctica. También les ayuda ser más realistas con ellos mismos y aprender a desidentificarse de la imagen sobre sí tan denigrada que se habían creado.
(Dejo aquí una entrañable parodia del proceso de transformación de este carácter)
Otros eneatipos:
Eneatipo 1
Eneatipo 2
Eneatipo 3
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