Hace tiempo me leí un libro muy interesante llamado “Por qué las cebras no tienen úlcera” de Robert Sapolsky. En él se habla (entre otras cosas) de la utilidad que tiene la respuesta del estrés en los seres vivos cuando nos enfrentamos a una situación de emergencia. Y para ello pone de ejemplo a las cebras que después de haber huido del ataque del león descansan y se recuperan. El libro pues, viene a hablar de los efectos perjudiciales del estrés sostenido a largo plazo que mantenemos principalmente los seres humanos.
¿Cómo funciona la respuesta de estrés?
Basicamente es la respuesta del cuerpo a una demanda que requiere de nuestros recursos para afrontarla. Cuando esto sucede, se activa nuestro sistema nervioso simpático, perteneciente al sistema nervioso autónomo. La activación de este sistema implica cambios fisiológicos ( sequedad de boca, aumento de la tasa cardiaca, aumento de sangre en músculos, etc).
Además el organismo comienza a liberar en un primer momento una hormona bien conocida llamada adrenalina. En un segundo momento se libera cortisol, que se produce desde las glándulas suprarrenales. La emisión del cortisol dota al cuerpo de energía suficiente para afrontar la situación estresante que tenemos delante.
El problema de normalizar el estrés
El cortisol tiene una función determinada, muy útil para la supervivencia. El problema viene cuando la respuesta de estrés es continuada (debido a temas externos, crisis laborales, e incluso una excesiva autoexigencia).
Nuestro cuerpo no está preparado para situaciones de estrés mantenidas en el tiempo, ya que esto tiene consecuencias serias sobre nuestra salud física. El cuerpo necesita recuperarse de las situaciones de estrés, tal y como hacen las cebras en la naturaleza, ya que es ahí donde descienden nuestros niveles de cortisol.
Está demostrado que el efecto a largo plazo del cortisol en la salud física y mental es muy perjudicial. Creo que es importante saber eso porque tengo la sensación de que hoy día hemos normalizado la respuesta de estrés continuada en el tiempo.
La gestión no es sólo un asunto personal
Respecto a la gestión del estrés, quisiera lanzar una reflexión. Por un lado, el cómo gestionamos nuestro estrés está relacionado con variables internas que podemos modificar. Esto es algo que trabajamos en terapia. A lo largo de los años puedo ver que normalmente en las personas la variable interna del estrés está relacionada con altos niveles de autoexigencia. Además hay técnicas concretas como la relajación o la meditación que pueden ayudar.
Pero por otro, existe toda una estructura externa que no nos ayuda en absoluto a lidiar con el estrés. Estamos rodeados de mensajes de autoexigencia del tipo “Tú puedes”, “Hay que ser positivo” o “Querer es poder”, que detrás de esa “positividad” nos conectan con nuestro tirano/a interno.
Veo como además hay empresas que aprietan las tuercas a sus empleados mientras les dan cursos para gestionar el estrés. El mensaje implícito es que “si tienes estrés es tu problema y te lo has de gestionar tú” en lugar de tomar medidas más estructurales que ayuden a los empleados a estar más descargados de trabajo.
¿Sientes que no puedes gestionar actualmente tu estrés? En Concienciarte podemos ayudarte.
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