Queremos pautas. Pautas para la felicidad, pautas para resolver nuestra vida, pautas para salir del pozo…
Dame claves, claves claras que yo pueda seguir y acabar con este malestar, con esta depresión, con las pocas ganas de vivir, con esta falta de sentido. Pero, ¿y si no son pautas lo que necesitamos? ¿y si la influencia de nuestra cultura actual nos está limitando y condicionando más de lo que parece?
¿Realmente nos van a servir de algo unos imperativos?
- Haz deporte, come variado y equilibrado, evita dulces y alcohol.
- Ten una vida social amplia y disfruta de ella.
- Encuentra éxito en un trabajo que te apasione y para el que te esfuerzas cada día.
- Por supuesto, construye una familia y cuídala. Pon en práctica con tus hijos toda la sabiduría que circula en redes sobre aprendizaje, cuidado de las emociones, afectividad y juegos, y tiempo de calidad.
- Dedícale tiempo a tu pareja, hacer escapadas para mantener viva la llama del amor, e ir a talleres para mejorar vuestra comunicación.
Pero recuerda:
- No tienes que juzgarte, acéptate como eres (¡Así de fácil!)
- No te exijas, medita, preocúpate por el medio ambiente, estate al día de lo que sucede en el mundo, no compliques tu vida, simplifica, lee, defiende tu postura, escucha y se tolerante con otras posturas, enriquécete, implícate en la política, ayuda a los desfavorecidos…
Es agotador.
El efecto negativo de las pautas.
Estamos continuamente recibiendo estos mensajes. Y sabiéndolo o no, nos los tragamos, “enteritos”. De esta manera aumentan nuestros juicios, nuestras expectativas y exigencias sobre lo que debería ser nuestra vida y lo que deberíamos ser nosotros. Así, sentimos que nuestra vida no es como debería ser, que estamos desaprovechando nuestro tiempo, que somos un desastre, incapaces, que el miedo, la angustia o la tristeza no son normales, y por tanto, “hay un problema en mí”.
Pero ¿dónde estamos dejando la particularidad de cada vida? ¿dónde ponemos nuestra mirada, nuestra percepción única del mundo? ¿Cómo podemos construirnos sin tantos condicionantes?
Las distintas formas de vida posibles son inabarcables, pero queremos entrar en la caja, medimos nuestra vida en base a la información que recibimos del exterior. Qué pasa con el interior, con lo que necesito, con lo que a mí me gusta.
Pautas para la vida frente a psicoterapia.
La terapia sirve, entre otras muchas cosas, para simplificar. Para encontrarte con tus necesidades, contigo, con tus juicios y su función ¿por qué están ahí? No se pueden desechar así sin más. Hay que aprender a hacerlo de otra manera. Y no, no se aprende leyendo un par de tips, se aprende acompañándose a uno mismo.
Como dice una imagen de las redes cuyo autor desconozco “el viaje es hacia dentro”. Y si en ese viaje podemos buscar un acompañante, una guía, un espejo, donde vernos, donde apoyarnos, a quien dar la mano para acercarnos a nosotros mismos mejor que mejor.
Porque somos seres sociales, interconectados. Porque cuando yo voy hacia dentro y tú vas hacia dentro, estamos yendo en la misma dirección. Y compartiendo ese viaje, estando presentes en una relación sana, es como realmente se sanan nuestras heridas. Para desde ahí, poder volar… o caminar, lo que cada uno elija.
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